Este tradicional barrio del municipio de El Marqués es conocido por su rica herencia cultural y sus relatos de misterio. Vecinos narran historias sobre túneles secretos, apariciones y fiestas patronales que combinan fe, tradición y un toque de suspenso.
Leyendas más conocidas
La mujer de blanco que se aparece cerca del río: Cuentan que, en noches de luna llena, una figura vestida de blanco camina por la orilla del río, buscando a su amado perdido. Quienes la han visto aseguran que desaparece cuando se le intenta seguir.
El túnel hacia el convento usado durante la Independencia: Bajo el centro histórico de La Cañada existiría un pasadizo que comunicaba con un antiguo convento, usado para mover mensajes y provisiones durante la Guerra de Independencia. Aunque su entrada original está cerrada, la historia sigue viva entre los pobladores.
La campana que suena sola en noches de tormenta: Algunos habitantes aseguran que, en las madrugadas lluviosas, la campana de la parroquia repica sin que nadie la toque, como un anuncio de que algo importante está por ocurrir.
La leyenda de la Iglesia Chiquita: La Iglesia Chiquita, construida en el siglo XVI bajo la supervisión de Juan Sánchez de Alanís, fue el primer templo católico en la región. En ella fue bautizado Conín, uno de los fundadores simbólicos de Querétaro. Durante su construcción hubo sucesos misteriosos y se dice que su espíritu aún protege el lugar. También se captó en una fotografía una figura con ropa revolucionaria, alimentando su aura de misterio.
Atracciones para visitar en El Marqués
Parroquia de San Pedro Apóstol: Construida en el siglo XVIII, destaca por su arquitectura barroca y su retablo principal, además de ser el punto central de las fiestas patronales en junio.
Plaza principal y mercado local: Espacio ideal para disfrutar de antojitos queretanos como gorditas, tamales y atole, además de artesanías elaboradas por manos locales.
Miradores con vista a la ciudad: Desde las partes altas de La Cañada se obtienen panorámicas de Querétaro, especialmente bellas al atardecer, cuando la luz baña las fachadas coloniales.
La Cañada no solo es un lugar para visitar, sino un viaje en el tiempo que mezcla historia, fe y leyendas. Ya sea para recorrer sus calles, probar su gastronomía o escuchar los relatos de los abuelos, este barrio guarda un encanto que atrapa a quien lo conoce.
