A pesar de la campaña sesgada que promueven medios y voceros afines a Morena sobre el tema de seguridad, los datos muestran otra realidad: Querétaro se mantiene entre los estados más seguros del país. En agosto se registraron únicamente seis homicidios dolosos, una reducción del 61% respecto al año anterior. Además, gracias al sistema Cosmos —implementado desde 2016— la “cifra negra” se abatió: hoy cualquier ciudadano puede levantar una denuncia desde una tableta y con un reporte al 911, sin tener que pasar horas en la fiscalía. Eso explica por qué aparecen más casos en las estadísticas: no porque ocurran más delitos, sino porque ahora se denuncian.
Mientras en Querétaro se reportan avances tangibles en seguridad, movilidad y programas sociales bajo el liderazgo del gobernador Mauricio Kuri y el alcalde de la capital, Felifer Macías, estados gobernados por Morena como Sinaloa, el Estado de México, Michoacán o Zacatecas padecen la violencia brutal del crimen organizado y la desconfianza ciudadana que impide denunciar. De ahí que la propaganda de Morena que acusa a Querétaro de ocupar el “tercer lugar en delitos” sea no solo engañosa, sino cínica: confunde un mayor acceso a la justicia con mayor inseguridad, cuando en realidad la entidad ha logrado una reducción del 10% en la incidencia general.
La diferencia es clara: mientras Morena acumula fracasos y no logra contener la violencia en el país, Querétaro avanza y se consolida como referente de seguridad y buen gobierno.
Agua y El Batán
El tema hídrico sigue en el centro del debate. Mientras el gobernador ya da por muerto al proyecto de El Batán, cansado de la guerra sucia de desinformación y el bloqueo que Gilberto Herrera y el grupo Hamás han hecho con la iniciativa, la bancada del PAN en el congreso insisten en la necesidad y la urgencia de aprobar el proyecto, pero Morena y sus aliados amenazan con seguir frenándolo; incluso circulan versiones de que estarían dispuestos a “sacrificar” acuerdos políticos con tal de detenerlo. Se debería reconocer que Mauricio Kuri buscó ser gobernador con una visión clara: dejar de darle la vuelta a los problemas más graves de Querétaro para garantizar el desarrollo y la calidad de vida en el estado para las siguientes décadas, por ello el tema de El Batán es crucial para las familias queretanas, porque toca directamente el futuro del agua en el estado.
Política en movimiento
El PAN concluyó la renovación de sus comités municipales en los 18 municipios, mostrando músculo en algunos y áreas de oportunidad en otros. El PAN en Querétaro deberá esforzarse en los municipios con mayor rezago para pasar del discurso de la “justicia social” y los apoyos, a crear alternativas de desarrollo económico sustentable en esas comunidades para que se las creen condiciones que generen trabajos bien remunerados que en verdad cambien la vida de la gente.
Morena, por su parte, está lejos de la unidad interna de cara al 2027, Arturo Maximiliano, Santiago Nieto y Beatriz Robles, podrían beneficiarse del desgaste y el rechazo que las tácticas porriles le han ocasionado a Gilberto Herrera y su grupo, pero para ese partido la candidatura al gobierno del estado dependerá de las negociaciones nacionales con los partidos aliados de la llamada “4T”, en donde personajes como Ricardo Astudillo, del Verde, o el excandidato a la presidencia municipal, Chema Tapia podrían ser los favorecidos. Los militantes de Morena en Querétaro parecen ya estar acostumbrados a que ellos compren el colchón, las sábanas y tiendan la cama, para que otros lleguen a acostarse, nadie sabe para quién trabaja.
Corrupción y división en Morena
Mientras presumen honestidad, los escándalos siguen golpeando al partido guinda: el “huachicol fiscal” y los vínculos de políticos morenistas que forman parte del crimen organizado, destapados por la presión del gobierno de Estados Unidos, las investigaciones sobre los lujos y negocios de los hijos de López Obrador, las fortunas inexplicables de figuras como Noroña y los señalamientos contra Adán Augusto López, son parte de una larga lista de casos que exhiben el doble discurso. A ello se suma la división interna que Morena arrastra en cada estado y a nivel nacional, donde los pactos de “unidad” suelen romperse a la primera disputa en la rebatinga por los huesos y el poder.
