Algunos cambios sociales y económicos están reconfigurando el consumo de mezcal en México. Mientras las exportaciones aumentan, el mercado interno muestra señales de estancamiento debido al alto costo del producto y la baja aceptación entre nuevas generaciones.
Durante su participación en Mezcal Fest 2025, Maby Vázquez, maestra mezcalera, advirtió sobre el fenómeno: “Las nuevas generaciones no están consumiendo alcohol […] les preocupa mucho su estatus”. Según explicó, los jóvenes de entre 21 y 30 años evitan embriagarse por miedo a la exposición pública en redes sociales, lo que ha derivado en nuevas formas de socialización como fiestas de café o reuniones vespertinas sin alcohol.
A este cambio generacional se suma un factor económico. Según datos expuestos en el mismo festival mezcalero, en 2024 se produjeron 11.6 millones de litros de mezcal, pero solo 3 millones se consumieron en México. El resto, cerca de 8 millones, fue destinado al mercado internacional. Esta tendencia responde, en parte, a la carga impositiva que enfrenta el mezcal en el país. “Cuando tú exportas algún destilado no tienes que pagar los impuestos […] por eso a las empresas les interesa mandar el destilado hacia el extranjero”, señaló Vázquez.
En este contexto, productores comenzaron a explorar nuevas vías de atracción. Tulio Espíndola, fundador de Estudio Mezcal, explicó que han desarrollado cócteles dirigidos a consumidores más curiosos o menos habituales. Entre ellos destaca una bebida con sotol, ciruela pasa y romero quemado. “Tenemos uno que lleva sotol […] eso le da un realce al cóctel, la verdad sublime”. Los productores de mezcal avanzan en innovación pero mantienen la tradición artenasal.
A pesar de los esfuerzos, el costo del mezcal sigue siendo una barrera. Espíndola y Vázquez coinciden en que muchas comunidades ya no pueden adquirirlo, incluso cuando se produce localmente. “Ya tenemos mezcales de 1,500, 3,000 pesos […] en una comunidad ya no puedes comprar tu propio mezcal o el del vecino”, lamentó Vázquez durante la entrevista con NotiPress.
La situación plantea un desafío para la industria: mantener la calidad y autenticidad del producto sin perder contacto con el consumidor nacional. La creciente exportación puede garantizar ingresos, pero también aleja al mezcal de su contexto cultural y social en el país.
NotiPress/Francisco Vicario









