En el corazón de La Cañada se cuenta que, bajo sus calles empedradas, existe un túnel secreto que conectaba con un antiguo convento ubicado a varios kilómetros del barrio. Esta ruta subterránea habría sido utilizada durante la Guerra de Independencia para transportar mensajes, provisiones e incluso para proteger a insurgentes de la persecución realista.
La historia dice que en las noches más oscuras, los rebeldes usaban este pasadizo para moverse sin ser detectados. Aunque con el paso del tiempo las entradas oficiales al túnel se cerraron y muchas se perdieron, algunos vecinos aseguran haber visto entradas ocultas detrás de muros antiguos o en sótanos olvidados.
Este túnel es un símbolo de la resistencia y el ingenio del pueblo durante la lucha por la libertad. Se cree que en su interior aún quedan vestigios de murallas y pequeños espacios para esconderse, pero el acceso permanece cerrado por razones de seguridad.
