Por: Carlos Ramírez, Ingeniero de Sistemas en Veeam México.- Las empresas están invirtiendo en su innovación para alcanzar la transformación digital. En el centro de datos, esto se traduce en la necesidad de contar con una estrategia que les permita mantener la capacidad de desarrollar y dar soporte a los nuevos servicios digitales que las unidades de negocio requieren, con agilidad y eficiencia.
La llegada de nuevas tecnologías marca la pauta de esta evolución, centrada en la nube híbrida. Por un lado, este modelo se asocia a una mayor complejidad, ya que es preciso realizar la integración y gestión del ecosistema diverso, y por otro las organizaciones también necesitan proveer a sus centros de datos con una mayor automatización, flexibilidad e hiper disponibilidad. Según estimaciones de IDC[1], este año se prevé un incremento de 18% en la inversión en sistemas convergentes e hiper convergentes en el centro de datos, los cuales les permiten conformar el ambiente idóneo.
Sin embargo, todo lo anterior es inservible si el data center sigue presentando interrupciones no planificadas, mismas que obstaculizan la hiper disponibilidad, base de la transformación digital.
Las altas temperaturas y las fuertes lluvias que tienen lugar durante primavera y verano dificultan el escenario. El calor favorece el sobrecalentamiento de los equipos; los servidores pueden llegar a apagarse por razones de seguridad y los procesadores aceleran su velocidad para brindar el rendimiento esperado. Igualmente, la humedad que aumenta en temporada de lluvias puede ocasionar afectación en el funcionamiento del centro de datos e, incluso, daño permanente en la infraestructura.
De acuerdo con el Reporte de Disponibilidad 2017 de Veeam, en México las brechas de disponibilidad ocasionan costos por $427.4 millones de pesos a las empresas, y 7 de cada 10 consideran que el costo por hora de tiempo inactivo se incrementará en los próximos años. A ello se suman, por supuesto, afectaciones como pérdida de confianza de los clientes (con 77% de respuestas de los encuestados por Veeam), daños a la integridad de la marca (47%) y pérdida de confianza de los empleados (40%).
Pero no son los únicos retos que enfrentan las áreas de TI con relación a sus centros de datos. Según indica IDC[2], los cambios tecnológicos y de negocios que han tenido lugar en los últimos años ejercen una gran presión en los modelos tradicionales, por lo que es urgente su modernización. Para la firma analista, la edad es uno de los desafíos principales, puntualizando que el promedio de caídas en instalaciones con 5 años de antigüedad es el doble del que se produce en los que tienen de 1 a 3 años. Expone también que en la era actual los centros de datos deben garantizar mayor agilidad, menores tiempos de planificación y reducción de riesgos, ante el hecho de que las cargas de energía van en aumento y la demanda de espacio, capacidad e infraestructura son imprescindibles y varían rápidamente.
Así que son tiempos de cambio. Por un lado, ante la posibilidad de condiciones climáticas adversas o eventualidades diversas, las organizaciones deben asegurar que sus instalaciones se encuentran protegidas y cuentan con una continuidad de las operaciones garantizada. Y, por otro lado, en el ambiente digital actual, dominado por altas exigencias en torno a velocidad y capacidad de respuesta, las soluciones tradicionales de respaldo y recuperación ya no son suficientes.
Para alcanzar la hiper disponibilidad, es imprescindible contar con un manejo inteligente de datos, aplicaciones e infraestructura, el cual maximiza la agilidad y eficiencia del centro de datos y brinda mayor tolerancia a fallas.