Por Judith Ureña (Agencia Informativa Conacyt)
Para la investigadora Elena Azaola Garrido es importante visibilizar que si se quieren resolver los problemas que existen en el país, también se tienen que ocupar de las cárceles, “con instituciones dignas para que, de esta manera, se invite a las personas que pasan por ahí a tener una experiencia de vida, de legalidad y de respeto, para que ellos también salgan y sean respetuosos de las leyes”.
La doctora Elena Azaola Garrido es antropóloga y psicoanalista egresada de la Universidad Iberoamericana, lleva más de 30 años como profesora e investigadora en el Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social (CIESAS), además de ser miembro nivel III del Sistema Nacional de Investigadores (SNI).
Sus líneas de investigación son criminalidad, violencia, instituciones de seguridad y justicia, a las que llegó tras apoyar al doctor Sergio García Ramírez, quien trabajó en la Secretaría de Gobernación y le solicitó un estudio que, para entonces, recibía el título de Menores infractores.
Pese a ser una solicitud explícita, también recibió una “advertencia” al respecto: “el medio criminológico es una especie de virus y si te dejas inocular será difícil salir de ahí”, a lo que la doctora admite que así fue. Descubrió que son temas apasionantes e interesantes por lo que optó —desde la ciencia y el conocimiento—, aproximarse a estos fenómenos para aportar un mejor entendimiento y, desde ahí, contribuir al diseño de mejores políticas para hacer frente a estos fenómenos, afirma la investigadora.
Azaola Garrido cuenta con más de 180 publicaciones en México y otros países, ha dado cursos en naciones como Berlín, Holanda y Barcelona, así como estancias en universidades como la de Columbia y la Nacional de Australia. Afirma que el asunto carcelario en el país no se ha contemplado en las políticas de Estado, y “si queremos resolver los problemas del país, tenemos que atender las cárceles”.
Entrevista
Agencia Informativa Conacyt (AIC): ¿Qué tipos de patrones presenta una mujer y adolescente que delinquen?
Elena Azaola Garrido (EAG): Un sinfín, no hay un patrón único, pero en general encontramos patrones de vulnerabilidad, que son sectores marginales, con un déficit acumulado de cumplimiento de derechos (educación, salud, vivienda, trabajo, etcétera).
No es que sean las únicas poblaciones, tampoco existe una relación directa entre pobreza y delincuencia, como a veces podría creerse. En muchos países se ha estudiado más la asociación entre desigualdad y la violencia, cuando existe una distancia mayor, más propensa a que existan conflictos, a que exista violencia.
Esto porque los sectores que están más abajo perciben que las reglas no se aplican de manera justa a todos, que no existen reglas iguales para todos.
Particularmente, en el tema de los adolescentes ciertamente el tema familiar tiene un peso importante, tiene que ver con el abandono, la negligencia o diferentes dificultades de los padres para supervisar o hacerse cargo por completo de los hijos.
AIC: ¿De qué forma ha evolucionado la violencia en las cárceles?
EAG: Hay un sinnúmero de problemas en su interior. En principio hay que mencionar que, infortunadamente, no han sido una prioridad dentro de las políticas del Estado, de las de seguridad y de justicia, ni tampoco para canalizar recursos.
Existe un sentir social de que la personas que están recluidas han dañado tanto la sociedad que no merecen tener una vida digna y yo creo que eso es un error muy importante porque, finalmente, esas personas van a salir y si han estado en condiciones (muchas veces) indignas, infrahumanas, con malos tratos, esas personas van a reproducir esos daños cuando salgan nuevamente a la sociedad.
Es importante visibilizar que si queremos resolver los problemas que existen en el país, también tenemos que ocuparnos de las cárceles, con instituciones dignas para que, de esta manera, se invite —de alguna forma— a las personas que pasan por ahí a tener una experiencia de vida, de legalidad y de respeto, para que ellos también salgan y sean respetuosos de las leyes.
AIC: ¿Cómo sería un modelo efectivo de las cárceles del país?
EAG: Debería ser un modelo respetuoso de la legalidad, de los derechos. México tiene leyes que marcan cómo debe estar manejada la situación de las personas privadas de su libertad (que por cierto, en estos días están por aprobarse modificaciones a esas normas).
Pero de acuerdo con las leyes nacionales, tratados y estándares internacionales que son comunes a todos los países, marcan que esas personas tienen derecho a una vida digna; que están privadas de su libertad pero no están privadas de otros derechos, tienen derecho a estar en un espacio digno, a alimentación, salud y a tener oportunidades de educación, de empleo para que ellos también puedan contribuir a su propio sostenimiento y el de su familia.
No a un empleo en condiciones de explotación, porque es algo a lo que se está propenso cuando están privadas de libertad. Si bien es cierto que ellos deben contribuir con una parte de su sostenimiento para necesidades elementales, también tienen derecho a obtener algunos recursos porque hay bienes que la institución penitenciaria no les proporciona, como los de higiene personal, por ejemplo.
AIC: ¿Desde el CIESAS qué políticas públicas han propuesto a entidades gubernamentales?, ¿se han puesto a la práctica?
EAG: Yo trabajo muy de la mano con autoridades. Soy de la idea de que el trabajo académico no debe quedarse encerrado en su “torre de Babel” o reducirse a la obligación de publicar ciertos libros o artículos que en realidad no toda la sociedad conoce.
Nosotros tenemos la obligación y la responsabilidad de trabajar de la mano con autoridades que están delineando esas políticas y poner ese conocimiento a su alcance, dialogar y construir junto con ellos esas políticas.
AIC: Si el presidente de la República le preguntara, ¿cuál sería el tema principal para atacar en estos momentos?, usted, ¿qué le respondería?
EAG: Creo que sería muy difícil. Es como si nos pusieran a elegir entre un derecho y otro: ¿qué prefieres?, ¿comer o dormir?, pues quiero comer y quiero dormir.
Hay un conjunto de cosas que tienen que hacerse, pero es verdad que durante este sexenio se habló de invertir más en políticas de prevención. Yo creo que esto es importante.
Desde luego también fortalecer instituciones como las prisiones, las policías (dignificar a su personal, reconocerlo, darles condiciones de trabajo dignas, etcétera).