Aunque en los últimos años se ha vuelto evidente que cada vez hay más madres trabajadoras, aún no se ha conseguido el equilibrio entre la vida profesional y la vida personal de las madres que trabajan. Esto se debe principalmente a cuestiones culturales, pero también a la falta de apoyo de las empresas y del entorno social.
En México, las mujeres dedicaron durante 2021, 40 horas a la semana al trabajo no remunerado, es decir a las tareas del hogar y al cuidado de los hijos; mientras que los hombres dedicaron solamente 15.9 horas, de acuerdo con el Instituto para la Competitividad (IMCO).
Asimismo, hay más de 17 millones de madres trabajadoras, es decir, el 72% del total de mujeres con un trabajo remunerado tiene al menos un hijo o hija, de acuerdo con la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE). De esa cifra de mamás, 3.3 millones (19%) tiene jornadas laborales de más de 48 horas a la semana. Estos datos nos demuestran que la mayoría de las madres trabajadoras no suelen tener trabajos de tiempo completo, enfatiza Nathalie Darres, experta en marketing y negocios con un enfoque de empoderamiento femenino.
La carga desproporcionada que tienen las mujeres en las tareas del hogar y el cuidado de los hijos es de las principales barreras estructurales para la participación femenina en el mercado laboral y contribuye a que se acentúen las desigualdades de género.
También por esta razón es muy común que las mujeres busquen trabajos informales, en México 7 de 10 mujeres que participan en el mercado laboral son madres, de las cuales 58% trabajan en la informalidad, en comparación con el 50% de las mujeres sin hijos, según datos del IMCO. Las madres prefieren trabajos informales para poder organizar mejor su tiempo para trabajar y criar a sus hijos, aunque perciban menores ingresos.
Otra razón por la cual las mujeres deciden dejar de trabajar al tener hijos o buscan trabajos más flexibles, es que a nivel nacional la brecha salarial 14% al cierre de 2022, es decir, por cada 100 pesos que recibe un hombre en promedio por su trabajo al mes, una mujer recibe 86 pesos. De ac el Consejo Coordinador de Mujeres Empresarias (CCME).
Actualmente, la Ley Federal del Trabajo otorga a la mujer 12 semanas por maternidad, repartidas antes y después del parto; y al padre únicamente se le otorgan 5 días de permiso por paternidad. Para lograr una mayor equidad entre la paternidad y maternidad es necesario cambiar las leyes, ya que en este caso se establece a la madre como la cuidadora del bebé y por ello, le otorga más días en comparación del padre. Asimismo, este mismo estereotipo se replica en las empresas al ser poco flexibles con las madres trabajadoras relegándolas de la economía formal, comentó al respecto Nathalie Darres.
Estos son algunos consejos que da la experta en empoderamiento femenino para que las madres puedan mantener el equilibrio entre su vida profesional y personal:
– Buscar un trabajo con horarios flexibles y con la posibilidad de hacer home office.
– Tener acceso a servicios de guardería o cuidado infantil.
– Poner en práctica con la pareja la crianza compartida, y que no recaiga la mayor parte de la responsabilidad de los hijos en la mujer.
– Tener acceso a seguros médicos
Nathalie Darres también aseguró que para que las madres puedan tener una vida más equilibrada, como sociedad debemos de cambiar la mentalidad de que las mujeres deben ser las encargadas de quedarse en casa y dedicarse a la crianza de los hijos porque esa es su responsabilidad.
Las licencias de paternidad deberían de ser más extensas para que ambos padres puedan encargarse de los cuidados del bebé y que esa responsabilidad no recaiga únicamente en la madre desde el principio.
El apoyo de las parejas y de las familias de las madres trabajadoras es fundamental para que puedan ir a laborar sin preocupaciones. Las madres trabajadoras son una fuerza vital para la sociedad y la economía, por lo que deberían de ser apoyadas si deciden seguirse desarrollando profesionalmente. Que las madres tengan su propio ingreso ayuda a reducir las vulnerabilidades al interior del hogar, y a que las madres se sientan más útiles y productivas. Si bien se han promovido iniciativas públicas y privadas para garantizar una mayor participación de la mujer y madres en la economía formal aún falta un largo camino por recorrer. Asimismo, varias mujeres ya están alcanzando un equilibrio entre la vida profesional y personal, y son un gran ejemplo porque les abren las puertas a las demás madres, para que un día todas puedan desarrollarse plenamente en todos los ámbitos de su vida, concluyó Nathalie Darres.