Además de los claxon de los automóviles y la contaminación acústica, existe otro tipo de ruido que invade no sólo las calles de la CDMX, sino también las calles de todo el territorio mexicano: silbidos constantes, piropos de mal gusto y agresiones verbales, aunado a miradas insistentes, tocamientos y persecuciones. El acoso sexual callejero es una de las formas de violencia de género más normalizadas y la realidad cotidiana de miles de niñas, adolescentes y mujeres en todo el mundo, acción que las hace sentir invisibilizadas ante los ojos de una sociedad indiferente.
México es un país en el que el 66.8% de las mujeres mayores a 15 años, han manifestado ser víctimas de alguna agresión de tipo sexual en algún lugar del espacio público, de acuerdo a la encuesta Nacional sobre la Dinámica de las Relaciones en los Hogares.
Debido a esto, el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) ha incluido el tema de acoso y violencia sexual en su encuesta Nacional de Seguridad Pública Urbana (ENSU), herramienta que sirve de apoyo para entender la percepción de inseguridad entre la población mexicana.
En éste, los resultados arrojaron que el 19.4% de la población mayor de 18 años (mujeres y hombres) ha sido víctima de violencia sexual o acoso en lugares públicos. Siendo las ciudades de Fresnillo, Cancún, Ecatepec de Morelos, Coatzacoalcos, Naucalpan de Juárez y Tonalá, los lugares en donde sus pobladores manifestaron vivir con mayor percepción de inseguridad.
Estragos en las mujeres a consecuencia del acoso sexual en los espacios públicos
A pesar de que las mujeres son profundamente laceradas por los estragos que el acoso sexual callejero les provoca, sus reacciones inmediatas con frecuencia son silenciadas, evidenciando un problema social grave.
La mayoría de las veces las mujeres acosadas no responden a su agresor sino que lo ignoran, o eso pretenden la mayor parte del tiempo. Ya que al ser un fenómeno tan normalizado, en la mayoría de los casos las mujeres se enfrentan solas a este tipo de situaciones, generando en ellas emociones y sentimientos tales como: humillación, enojo, inseguridad, frustración y miedo, mismos que pueden perdurar en ellas por largos periodos de tiempo, afectando su autoestima, su desarrollo individual, social y económico, viéndose orilladas a hacer cambios en sus horarios, vestimenta y trayectos cotidianos para sentirse más “seguras”.
De acuerdo con un informe de ONU Mujeres, el acoso sexual y otras formas de violencia en contra de las mujeres y niñas en espacios públicos, representa una “geografía de violencia” que se extiende no solo en México, sino alrededor del mundo, tanto en zonas rurales como en ciudades, e incluso en espacios virtuales, por lo que uno de los objetivos inmediatos es garantizar espacios seguros y sostenibles para que las mujeres puedan sentirse en libertad habitando los espacios públicos y disfrutando de ellos.
Igualdad entre mujeres y hombres
En relación a lo anterior, entre las leyes que constituyen el marco jurídico mexicano para combatir el fenómeno de la discriminación y la violencia contra las mujeres, destacan:
- Ley General para la Igualdad entre Mujeres y Hombres (2006).
- Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia (febrero de 2007), Reglamento de la Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia (marzo de 2008).
- Ley para Prevenir y Sancionar la Trata de Personas (noviembre de 2007).
Las iniciativas e investigaciones con perspectiva de género desde las administraciones públicas son una buena oportunidad para generar cambios en las políticas públicas, específicamente que respondan a la realidad del día a día en la que viven miles de niñas, jóvenes y mujeres en los espacios públicos, con el objetivo de garantizar sus derechos fundamentales, integridad y libertad personal, asegurándoles espacios libres de violencia.
Por lo que a continuación, se describen seis acciones que se pueden llevar a cabo en caso de ser víctima de este tipo de violencia.
1. No te calles y hazlo público
Cero tolerancia a esta invasión de nuestro espacio privado; no hay que guardar silencio, sino denunciar, así como crear y reforzar redes de apoyo que acompañen a otras mujeres durante el proceso.
2. Identifica al agresor
Exponerlo ante el ojo público. La vergüenza pública suele ser un buen disuasivo para combatir el acoso.
3. No te sientas culpable
La sociedad machista muchas veces justifica el acoso sexual callejero, responsabilizando a la víctima por su forma de vestir o cómo se ve, en vez de reconocer y hacer respetar los derechos de las mujeres para transitar con libertad por los espacios públicos.
4. Busca ayuda inmediata
Es importante denunciar al agresor con la primera autoridad con la que nos encontremos, luego, se debe contactar a alguien de nuestra entera confianza si se necesita apoyo, así como alertar a otras mujeres que transiten por el mismo camino. Es importante además interponer una denuncia para registrar un antecedente y que esto no se vuelva a repetir.
5. Comparte tu experiencia
Por medio de nuestra experiencia, ya sea con personas cercanas o haciendo uso de las redes sociales, es posible ayudar a que otras mujeres también rompan el silencio y denuncien este tipo de agresiones.
6. Participa en campañas contra la violencia hacia la mujer y acoso callejero
Es recomendable acercarse a algún colectivo feminista de la zona, o comenzar creando redes de apoyo con amigas, familiares y personas de la comunidad.
En Querétaro, si eres víctima de acoso, violencia o abuso sexual, puedes comunicarte con el Instituto Queretano de las Mujeres, donde cuentan con servicios como Atención Psicológica, Representación y orientación legal, Canalización al Refugio.
Visita su página web:Instituto Queretano de las Mujeres
Fb: https://www.facebook.com/institutoqueretanodelasmujeres/
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