Por Judith Ureña (Agencia Informativa Conacyt)
En el marco de la edición XXXI de los Juegos Olímpicos que se llevan a cabo en la ciudad de Río de Janeiro, Brasil; medios, empresas y público en general vierten su mirada en contemplar, y algunas veces apoyar, a los 10 mil 500 atletas del más alto nivel que se desempeñan en las 39 disciplinas que fueron programadas a lo largo de 17 días que duran los también conocidos como Juegos de la Hermandad.
De acuerdo con Sergio Varela Hernández, profesor de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), “desde el punto de vista sociológico, los Juegos Olímpicos son una metáfora del mercado mundial, es decir, representan la competencia, la disciplina y el autocontrol; por ello, no es casual que el principal objetivo de grandes potencias económicas (las de Europa, Estados Unidos y ahora China) sea ganar muchas medallas de oro para demostrar su poderío económico”.
No obstante, Varela Hernández reconoció que el deporte tiene un objetivo muy claro en el imaginario colectivo de la sociedad: metaforizar que a través de la disciplina a la que se someten esos deportistas, se puede llegar a ser una élite. Una élite dispuesta a entregarse a largas horas de entrenamiento, dietas y la repetición de rutinas hasta alcanzar la perfección.
Para el maestro en comunicación por la Universidad Veracruzana, Enrique Rivera Guerrero, “el deporte es cultura, véase como la manifestación simbólica de las prácticas sociales o desde el producto dirigido a las masas; es una actividad en la que hay practicantes, espectadores, público, difusores, empresarios, mensajes”.
Pero pese a esta conformación, “el deporte ha sido relegado a elementos de poca importancia sociológica”, señala el también autor del libro Cancha libre. Metodología para la investigación social del deporte y la comunicación (2010).
¿Qué pasa en México?
Para estos y otros especialistas, pese a la penetración que tiene el deporte en la vida cotidiana de las personas, existen pocos estudios que permitan medir o conocer los impactos de este en el entorno social. Con base en ello, Rivera Guerrero, de la mano del también maestro en comunicación José Samuel
Martínez López, desarrollaron un documento titulado, Deporte y comunicación en México: autores y temáticas, un primer acercamiento a qué tipo de investigaciones sociales hay al respecto.
En ese trabajo, los expertos señalan que la “investigación social en deporte requiere de la pasión de un aficionado, tanto como del rigor teórico y metodológico de un científico social”, fue así que en su búsqueda “también encontramos diversos escritos que desde la estadística, la historia, la política, la sociología y la economía han estudiado las manifestaciones deportivas en México”.
En ese documento, más cuantitativo que cualitativo, se revela que las universidades con más trabajos de investigación sobre deporte son la Universidad Iberoamericana, la Veracruzana y la Escuela de Periodismo Carlos Septién, en donde los aspectos más estudiados son el futbol y los Juegos Olímpicos.
Por tanto, los investigadores hacen un llamado a estudiar la cultura del deporte con un enfoque multidisciplinario para entenderlo como fenómeno social, muchas veces arraigado de acuerdo con las “regiones socioculturales deportivas” del propio país y de ahí poderlo trasladar a rangos más amplios.
Da la impresión que, puntualiza Rivera Guerrero, “cada dos años (ya sean Juegos Olímpicos o mundiales de futbol) nos acordamos de esta actividad lúdica, de gran valía para la humanidad”.