La zonas más habitadas del estado de Querétaro de la misma forma que otras ciudades en todo el mundo se inundan debido a diversos factores, el principal es porque el suelo no permite al agua de lluvia permear de manera adecuada al subsuelo, a esto hay que añadirle falta de planificación urbana que considere de forma importante estudios sobre el cauce de ríos y cuerpos de agua, además de poca inversión en sistemas de drenaje que al paso del tiempo se vuelven obsoletos.
Otro factor que ha hecho que se agraven las afectaciones debido a inundaciones año con año es el cambio climático, recientemente escuchaba al Dr. José Sarukhán coordinador general de CONABIO (Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad) hablar sobre los efectos que el cambio climático ha tenido sobre el mundo y nuestro país, la temperatura global sigue aumentando y no se han realizado los cambios en políticas energéticas urgentes para disminuir este efecto que está llevando a periodos de sequía cada vez más largos, seguidos de otros acompañados de grandes tormentas y huracanes que lejos de beneficiar al medio ambienta agravan todavía más el problema puesto que estas lluvias torrenciales arrasan con el suelo y la vegetación en caudales sin que haya absorción en los mantos freáticos de los terrenos y por lo mismo la tierra no cuenta con los suficientes nutrientes necesarios para favorecer el crecimiento de árboles y plantas.
En México nos encontramos en un círculo vicioso en el que por décadas se han deforestado las áreas naturales del país, arrasando con bosques y selvas de forma irracional ya sea para la explotación maderera o minera y también para el asentamiento de infraestructura de vivienda e industrial sin tomar en consideración los cauces naturales de agua pluvial y de ríos, a su vez se ha privilegiado el uso de combustibles fósiles para abastecer las necesidades de consumo de energía contaminando el aire y el agua y ocasionando de forma muy considerable la emisión de gases causantes del efecto invernadero y el aumento de la temperatura global. El actual gobierno de México pareciera ir en la dirección opuesta para contribuir a la solución del problema, los ejemplos no son menores, sólo en un año con el programa “Sembrando Vida” en el que se le paga $4,500 pesos mensuales a ejidatarios para plantar arboles nuevos que tienen una escasa posibilidad de subsistir y que ha ocasionado la deforestación de 73000 hectáreas de bosques y selvas, esto con la meta de crear clientelas entre los campesinos que dependan de estos ingresos con fines electorales; otro ejemplo es la destrucción de la selva en la reserva de la biosfera más importante del país en la península de Yucatán con la construcción del 1500 kms. de vías para el tren Maya afectando a toda la diversidad biológica en la zona.
Ahora el poder ejecutivo ha presentado una iniciativa de reforma para la industria eléctrica que pretende prácticamente eliminar la posibilidad de generación de energías limpias como la eólica o la que utiliza la luz solar para beneficiar el uso de combustóleo (residuo del proceso de refinación del petróleo) vendiendo este subproducto a la CFE causando una descomunal contaminación ambiental y recrudeciendo las afectaciones climáticas y por ende la gravedad de los daños causados por los fenómenos meteorológicos.
En nuestro país debemos considerar que la mayoría de las grandes ciudades se ven aún más afectadas a causa de las precipitaciones extraordinarias porque crecieron sobre asentamientos urbanos que datan de hace varios siglos y que fueron establecidos junto a las corrientes de los ríos y porque los sistemas de drenaje construidos en diferentes épocas han quedado rebasados con el paso de tiempo. Las soluciones no son sencillas ni económicas, se requieren hacer estudios topográficos extensos, mediciones sobre los tiempos y cantidad de agua desalojada en drenes, detectar errores en los sistemas y corregirlos haciendo modelos de análisis sobre posibles escenarios en distintas zonas de las ciudades en caso de lluvias torrenciales.
Es necesario que las calles y avenidas existentes o nuevas se habiliten con sistemas de pavimentación permeable que cuente con la porosidad suficiente para alimentar el acuífero en el subsuelo y evitar la sobre explotación de estos mantos y respetando los cauces naturales pluviales evitando crear nuevos asentamientos humanos en estas zonas y reubicar a los que ya las estén ocupando.
Este problema es uno de los retos más difíciles de las ciudades en la actualidad debido a las enormes afectaciones materiales y en vidas humanas que cada año cuestan, no hay forma de dar la vuelta al asunto se requiere tomar acciones para atender las áreas de mayor riesgo de manera inmediata y mantener proyectos pluviales con un alcance muy amplio y con una visión de largo plazo.
