La tragedia ocurrida en Calzada de Los Arcos, en #Querétaro, donde una joven perdió la vida a manos de una conductora alcoholizada que venía de trabajar en un bar, ha estremecido a toda la sociedad queretana. Ha sido una herida profunda que exige justicia, responsabilidad y, sobre todo, altura moral. Lamentablemente, algunos actores políticos, particularmente del partido Morena, han demostrado tener de todo, menos eso último.
En vez de sumarse al luto colectivo, desde las filas de Morena se optó por la vileza de politizar el dolor. Durante días, cuentas afines al partido inundaron las redes sociales con insinuaciones infames y francamente repugnantes: que el presidente municipal Felipe Fernando Macías protegía a la presunta responsable por vínculos empresariales inexistentes, que el caso sería encubierto, que no habría justicia. Todo esto sin una sola prueba, solo con el objetivo ruin de sembrar desconfianza, polarizar a la ciudadanía y atacar a un gobierno que ha respondido con firmeza y responsabilidad.
Frente al oportunismo, hay que reconocer con claridad a quienes sí han actuado. La Fiscalía General del Estado de Querétaro no solo cumplió con lo que marca la ley, sino que lo hizo con rapidez, técnica jurídica y sin ceder a presiones externas. La imputada fue vinculada a proceso por homicidio culposo y se le impuso prisión preventiva justificada, conforme a derecho. El gobierno municipal, encabezado por Felifer Macías, mostró desde el primer momento solidaridad con las víctimas, exigió justicia y apoyó la acción institucional. Eso es lo que se espera de un gobierno: acción, sensibilidad y compromiso, no grilla oportunista.
Incluso cuando la vida nocturna del estado se encuentra en tensión por la naturaleza del caso (que no fue responsabilidad directa de los centros nocturnos), las autoridades locales han optado por el diálogo con empresarios para retomar horarios de operación con orden y confianza. El nuevo secretario de Gobierno, Eric Gudiño, ha tendido puentes en lugar de cavar trincheras, apostando por la prevención y el respeto a los sectores productivos, a diferencia del punitivismo arbitrario del pasado.
En cambio, los morenistas han preferido el camino más vil: mentir, insinuar y utilizar la tragedia como ariete político. Ahora resulta que quienes callan como momias ante la evidencia contundente de los vínculos de muchos de sus principales militantes con el crimen organizado y los cárteles de la droga, prefieren inventar conspiraciones antes que asumir su verdadero deber: impulsar reformas para inhibir este tipo de conductas y, en lugar de hacer recortes, gestionar recursos federales para realizar campañas contra las adicciones. Pero su incapacidad legislativa es tan grande como su cinismo mediático.
El oportunismo de Morena no solo es inmoral, es peligroso. Debilita la confianza ciudadana en las instituciones, promueve la desinformación y erosiona el tejido social justo en el momento en que más deberíamos estar unidos como comunidad. La tragedia de Mitzi, la joven fallecida, debería movernos a la reflexión, a la acción preventiva, al fortalecimiento de las políticas públicas en salud mental, vialidad y cultura del consumo. Pero, en lugar de eso, algunos han preferido embarrar la sangre en el muro de sus intereses partidistas.
Querétaro merece más que eso. Merece respeto, merece justicia verdadera y merece instituciones fuertes y responsables. Hoy más que nunca, hay que alzar la voz para condenar la miseria política que representa lucrar con el dolor ajeno. Que la memoria de Mitzi no se convierta en una bandera partidista, sino en un llamado a la responsabilidad colectiva.
Morena debe pedir disculpas. La ciudadanía, mientras tanto, sabrá juzgar en su momento quién estuvo del lado de las víctimas y quién solo vio una oportunidad para lucrar con su dolor.
