Ayer me respondieron muy molestas varias personas por un comentario que hice en redes sociales sobre los lugares “Pet friendly”.
El comentario fue que me parece absurdo que los lugares públicos permitan el acceso a las mascotas incomodando a los humanos.
Me contestaron: pues no vayas a esos lugares.
Pero ¿Y si todos los lugares por estas nuevas costumbres se vuelven “pet friendly”? como ya está sucediendo, o pareciera que está sucediendo ya que por moda o por interés económico se le está permitiendo el acceso a mascotas sin que en realidad sean lugares adaptados o adecuados para que convivan animales y humanos.
Yo tengo un perrito como mascota y siempre he tenido mascotas durante mi vida, las recuerdo con cariño pero nunca las traté como personas porque no son personas, son animales. A mi perrito “Goofy” lo cuido, lo paseo, jugamos con él, lo llevo al veterinario, lo mantengo con la mejor alimentación, en el espacio más adecuado y con las previsiones veterinarias que correspondan, pero no se me ocurriría llevarlo a ir de compras a un centro comercial, a un restaurante, a un estadio de fútbol, al cine, de viaje en avión, a un concierto, a un balneario o a un hotel y mucho menos lo vestiría como persona o lo usaría como accesorio de moda.
Primero por consideración a los humanos, porque aunque mi perro no es agresivo, sin importar el lugar en el que esté, si quiere orinar o hacer popó lo hará, ladrará, olfateará, soltará pelos, baba o gases porque eso es lo que hacen los perros y también por consideración a la dignidad de mi propia mascota no lo llevaría a donde tenga que contener su naturaleza animal por estar en un lugar que es para personas, con excepción de los lazarillos de los invidentes por supuesto.
Discúlpenme si considero que esa forma de tratarlos es desconsiderada para las mismas mascotas y para los humanos, además de ser una forma de apoyo emocional que la mayoría de las personas no tendríamos por qué necesitar.