¿Tú dejarías que tus hijos o tus hijas si son niños estuvieran solos en la calle? ¿Te parece una situación muy angustiante si tus hijos adolescentes te piden salir de noche y no te sientes con paz hasta que están a salvo en casa?
Tal vez a la mayoría de ustedes ya no les haya tocado vivirlo pero solía no ser así. De niño podías ir a jugar con tus amigos de la cuadra, ir a la tiendita las veces que quisieras y llegar de noche a casa sin que te sucediera nada, no había celulares ni alguna forma en que tus padres te pudieran estar monitoreando.
Desgraciadamente esa libertad se perdió en México al paso de los años, es una realidad muy triste y preocupante pero en nuestro país los niños y las mujeres viven en constante riesgo solo por el hecho de serlo.
El crimen, las desapariciones, la drogadicción, las violaciones, el abuso en todas sus formas, la pederastia, la trata de personas, los asesinatos parecieran haberse vuelto parte de nuestra “normalidad” al igual que la impunidad que acompaña a estas conductas y que fomenta que cada año las cifras aumenten y la brutalidad empeore.
Vemos a madres que buscan sin parar algún indicio de sus hijas e hijos desaparecidos sin que nadie les ayude o pueda dar una respuesta.
Vemos las cruentas imágenes de mujeres y bebés acribillados solo por cruzar un “territorio dominado por el narco”.
Vemos actos deleznables como un padre siendo asesinado por la espalda mientras llevaba a su hijo de 5 años de la mano.
En nuestro país asesinan a 100 personas cada día de las cuales 10 son mujeres y 4 son niños y el 90 por ciento de estos crímenes quedan impunes.
Y aunque sea esta hoy nuestra normalidad, también se está volviendo normal el hartazgo, son muy recientes las imágenes de las manifestaciones en protesta de grupos feministas en los meses de marzo y septiembre pasados de vandalizando inmuebles públicos y particulares, monumentos históricos y templos; lo más grave es que hubo agresiones físicas a las personas que trataron de impedirlo, entre los que se encontraban otras mujeres y niñas.
El sentimiento de impotencia está desbordado y aunque es una realidad que la violencia hacia las mujeres es cada vez peor estas agresiones y conductas no son justificables.
Poco han ayudado para atemperar el clima social las instituciones del Estado mexicano, muchas de estas realidades no están siendo atendidas ni se han puesto en marcha programas y acciones eficaces para atacar estas conductas y disminuir el problema.
Y como si no fuera suficiente estamos viviendo un clima de polarización social fomentado desde la presidencia y el mismo gobierno federal en donde el objetivo es dividir aún más a los mexicanos y radicalizar las posturas en los temas más polémicos como el aborto, la ideología de género, la educación sexual, la discriminación y la violencia.
Es momento de parar y dejar de gritarnos unos a otros para comenzar a dialogar entre nosotros y como ciudadanos con el gobierno.
Dejemos de descalificar en razón del “otro” y hablemos sobre argumentos y resultados, definamos cuales son los indicadores que nos muestran el tamaño de los problemas y busquemos la ruta para darle la vuelta a una situación que hasta el momento solo se va agravando.
Siendo importantes todos los temas que impactan en la calidad de vida de la población, como la salud, la educación, la economía, entre muchos otros debemos hacer el consenso para que la primera prioridad de todos sea la seguridad de cada mexicano, ya sea mujer, o sea hombre, sea niño o sea niña.
Por supuesto que existen casos especiales y sectores de mayor vulnerabilidad, pero el respeto a la integridad de cada persona debería ser la mayor aspiración de todos en este país, independientemente de su sexo, su edad, etnia, religión o ideología.
Mientras en todo nuestro territorio reine la impunidad, no podremos vivir en paz ni ser una nación libre.
