Quiero empezar subrayando el Art. 17 de la Ley de Diciplina del Ejército y Fuerza Aérea Mexicanos, donde dice que, “Queda estrictamente prohibido al militar en servicio activo, inmiscuirse en asuntos políticos, directa o indirectamente, salvo aquel que disfrute de licencia que así se lo permita en términos de lo dispuesto por las leyes.”. Este artículo quedó enteramente violado por las declaraciones del General Luis Cresencio Sandoval, donde hizo un llamado a los mexicanos a sumarse a la 4T. Esta clase de llamados, viniendo de un militar, son sumamente graves y preocupantes, no se debe de confundir al Estado, con un proyecto político. La lealtad, la diciplina y el compromiso es lo que ha caracterizado a nuestras Fuerzas Armadas, no las posturas ideológicas. El General Sandoval está politizando a las fuerzas armadas, y con sus inauditas declaraciones, deshonra su investidura. Este gobierno ha hecho un uso desmedido y sin control de las fuerzas armadas, particularmente en funciones relacionadas con la seguridad pública.
Todavía recuerdo a aquel candidato llamado Andrés Manuel López Obrador que decía No a la militarización, el candidato que había prometido hablar con los legisladores de su partido, para que no se les fuera a otorgar facultades excesivas al Ejército. ¡Resultó ser una gran mentira! Este gobierno trae de mil usos al Ejército Mexicano, se ha convertido en su juguete favorito. Pasamos del Andrés Manuel que quería regresar al Ejército a los cuarteles, al Andrés Manuel que utiliza al Ejército para todo, como construir el aeropuerto de Santa Lucía, construir una parte del Tren Maya, construir sucursales bancarias, remodelar hospitales, sembrar árboles, repartir libros de texto, recoger el sargazo, dar fertilizantes, comprar pipas para distribuir combustible, distribuir medicamentos, etc. Y si a eso le sumamos la gran farsa que es la Guardia Nacional, donde primero se pretendía que fuera un cuerpo civil, y ahora se intenta que ésta forme parte de la Sedena, nos damos cuenta de que México está militarizado, y por si sola se cae la declaración de AMLO donde dice que las acusaciones de militarización del país, carecen de lógica.
Esta semana ha sido muy controversial por todo lo que ha sucedido en torno a la Sedena. Primero, gracias a un reportaje publicado por el portal de noticias Latinus, se reveló que el Ejército dio contratos millonarios a empresas fantasma, evidenciando así al Ejército como un “festín de corrupción”. El segundo escándalo que sacudió al país, fueron las lamentables declaraciones del secretario de la Defensa Nacional, el General Luis Cresencio Sandoval, donde había hecho un llamado a los mexicanos a unirse a la cuarta transformación. Este comentario causó mucho revuelo en los mexicanos, y fue totalmente reprobado por analistas, políticos, periodistas y ciudadanos. Además de que muchos recordamos la frase de Fernando Morán, que decía “El gran enemigo de la democracia es la militarización del pensamiento político.”
Y el tercer y más grave suceso hasta ahora, fue el reciente decreto del presidente López Obrador de declarar que las obras del gobierno se consideren asunto nacional. Es decir, sin transparencia, sin licitaciones y operando con total opacidad. Este decreto es inconstitucional, perverso e inmoral, que refleja una clara muestra de autoritarismo. Y según lo que explican los abogados constitucionalistas, es que todo proyecto autorizado con base en este decreto podrá ser impugnado a través del amparo por parte de cualquier persona con interés jurídico o legítimo y un juez se verá obligado a suspenderlo.
Estamos viendo señales muy alarmantes de una posible dictadura en México. Y tú te preguntarás, ¿Qué tiene que ver el Ejército con una posible dictadura? Pues basta con recordar a países como Venezuela, Cuba o Nicaragua, dictadores que se han podido perpetuar en el poder, gracias al apoyo del Ejército. En el caso de Venezuela, fue Nicolas Maduro cuando asumió su cargo en 2013, quien le entregó a la Fuerza Armada Nacional Bolivariana segmentos cruciales de la cada vez más devastada economía del país. Oficiales favorecidos de ese país tomaron el control de la distribución de alimentos, divisas y materia clave. Además, un General y militares de la Guardia Nacional administran ahora la importante empresa petrolera nacional, Petróleos de Venezuela S.A. Y ha cambio de ese poder, el Ejército de Venezuela apoya en todo al dictador venezolano.
Y ojo, yo no estoy diciendo que vaya a pasar lo mismo en México, pero cuando tu ves que tu presidente le está dando un gran poder al Ejército, le otorga facultades que no le corresponden, anuncia un decreto para que el Ejército (el constructor favorito del presidente), opere con total opacidad en las obras del gobierno, cuando ves que propone crear una Comandancia del Ejército para delegar funciones del titular de Sedena y cuando escuchas al Secretario de la Defensa Nacional hacer un llamado a la ciudadanía para que se sumen al proyecto político del presidente, por supuesto que eso preocupa, y por supuesto que genera un temor de parecernos a Venezuela. Me gustaría pensar que eso jamás podría llegar a pasar, porqué supuestamente contamos con un Congreso, con la Suprema Corte de Justicia y con una oposición unida, pero lastimosamente en nuestra realidad esto no es así. El Congreso está capturado por una mayoría cegada a los dichos de López Obrador, una Suprema Corte con Ministros cercanos al presidente y una oposición que cada día parece estar a punto de colapsar. Espero y no se esté formando la “tormenta perfecta”, porqué si es así, con el monstruo que el gobierno está creando, nuestra democracia y libertad pronto podrían desaparecer.
