Es una gran pena saber cómo se encuentra el nivel de calidad de la educación pública mexicana en los grados de primaria, secundaria y vocacional.
Menciono ello, por los múltiples textos e Informes a los que uno con frecuencia ha tenido acceso y leído, que nos permite hacer las respectivas comparaciones con múltiples naciones.
Por ejemplo, la República Popular de China llegó a ser en menos de 50 años la segunda economía mundial. En gran medida le apostó a una elevada calidad competitiva en el tema de la educación pública.
Al igual que México, se abrió al Libre Comercio. Sin embargo, China no ha escatimado en los gastos, acompañando a fuertes inversiones en el gasto en la educación pública, destinado también a los procesos de la ciencia e innovación tecnológica.
En cambio, en nuestro país, sólo nos enfocamos en el Libre Comercio, se ha descuidado bastante a la innovación.
Respecto a la educación pública, somos muy endebles. Estamos postrados como nación, ocupados en el dilatado y absurdo estatus del proceso de desarrollo; descuidando a la educación de alta calidad y de la innovación del desarrollo tecnológico.
El sistema educativo público mexicano se caracteriza por ser defectuoso y está descompuesto, desaliñado y pésimo en lo general, Se asemeja a un cuerpo estilo “frankestein”, con retazos de muchas cosas y a la vez sin significado alguno. Sobre todo en los niveles de primaria, secundaria y de vocacional.
De esa manera no se puede avanzar en este aspecto, en tanto que desde hace muchos años sólo se le ha dedicado un magro 0.001% del PIB, al apartado de la innovación tecnológica.
En gran medida, se ha debido a la nula u obtusa visión “líderes” líderes que por muchos años hemos tenido, se hace extensivo a los actuales funcionarios del gobierno federal; esto últimos no demuestran, ni cuentan con una visión de Estadistas. Sólo les interesa lucrar y enriquecerse más. Para nuestra mala fortuna, nos enfocamos en el círculo vicioso.
Uno de los campos del conocimiento que más llama la atención y que mayor atención ha despertado a escala mundial ocurre entre la comunidad científica es el de la Inteligencia Artificial. Destacan países como China, Estados Unidos de América y de Europa.
Eso se presenta por el desbordado interés logrado entre la comunidad estudiantil de niveles de estudiantiles de licenciatura, de las escuelas de Posgrado y de Posgraduados que han sometido sus investigaciones (ensayos) mediante las presentaciones en paneles de discusión, celebrados con expertos de la Inteligencia Artificial.
Por supuesto que en la investigación de instituciones educativas públicas de México sobresalen la UNAM, el Instituto Politécnico Nacional (IPN), la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM).
Desafortunadamente las desacertadas y pésimas gestiones de la actual directora general del Conacyt, la doctora María Elena Álvarez-Buylla Roces, han conducido mediante los múltiples recortes presupuestarios en los programas de Becas al extranjero y de los niveles del Sistema Nacional de Investigadores (SNI); desincentivando así la innovación científico y tecnológica del país.
Algunos ejemplos claros de la Educación Pública promovidas por Andrés Manuel López Obrador (AMLO).
Ejemplos hay varios, cuando fue regente del entonces Distrito Federal, AMLO en las instituciones educativas que él creó se encontraron el sistema de Preparatoria, adscrito al Instituto de Educación Media Superior (IEMS), originalmente dirigida por María Guadalupe Gómez Maqueo; lo mismo sucedió con la Universidad Autónoma de la Ciudad de México (UACM), cuando aún era Distrito Federal.
La UAM fue creada en 2001, su primer rector y fundador fue el ingeniero Manuel Pérez Rocha (2001-2010); en ambas no se paga por estudiar ahí; y es de ridícula formación académico e intelectual. Ambos funcionarios eran de filiación partidista del PRD, como su entonces Jefe y a la sazón regente capitalino, Andrés Manuel López Obrador.
En México, por esa época el Presidente de la República era el panista Vicente Fox Quesada.
Esas instituciones educativas son una burla en el país, en cuanto a su pésimo nivel de eficacia y se les considera las peor ubicadas a escala nacional; reflejo de todo lo que lleva a cabo AMLO.
En esas fachadas educativas se acepta a cualquier persona que no aprueba exámenes de ingreso en la UNAM, IPN, UAM. Su opción es entrar, sin ninguna dificultad a las ‘escuelitas chafas ‘ de AMLO; acciones por demás populistas.
El profesorado no evalúa, como suele suceder en muchas universidades, con calificaciones numéricas del 6 al 10; simplemente les registran como “Aprobados ‘ o ‘No aprobados‘.
Luego entonces, no saben los empleadores en qué nivel de conocimientos se encuentran los egresados: eso es una burla, al tiempo que hacen del recurso público un excesivo y dispendioso gasto educativo.
Han sido sólo una burla del remedo educativo y cuna de grillos de la ‘izquierda trasnochada’, para beneficio político de AMLO.
