Por Eduardo ROLDAN.- El caso de George Floyd es un hecho más de violación de los derechos humanos en los EEUU. Este es muy significativo en virtud de que en medio de la pandemia, múltiples sectores pluriraciales se han manifestado contra la violación de los derechos humanos en los EEUU por parte de la policía y de las fuerzas del “orden”.
Veamos el bosque y no solamente al árbol. De acuerdo a fuentes oficiales estadounidenses, en los últimos años, se han usado armas de fuego en el 71.5% de homicidios ocurridos. El 90 % principalmente contra afroamericanos. De un total de 58,125 incidentes relacionados con armas de fuego, 385 fueron tiroteos masivos que dejaron 15,039 muertos y 30,589 heridos.
En total ha habido 70 millones de estadounidenses encarcelados. Esto es 1 de cada 3 de los adultos mayores. Lo anterior se debe a la pobreza, a la violencia y a las raíces racistas prevalecientes en EEUU. Estas últimas incentivadas por Donald Trump. Uno de cada siete estadounidenses viven en pobreza, es decir 45 millones de personas.
La probabilidad de que un afroamericano sea matado a tiros es 2.5 veces más que la de un ciudadano de piel blanca. Los hombres afroamericanos desarmados son cinco veces más propensos a ser baleados y asesinados por los agentes de la ley. A ello tendríamos que añadir que el 1 % población detenta el 30% de la riqueza en EEUU. Existe una profunda desigualdad y las raíces racistas no se han erradicado. Ahí está el problema. Trump ha fomentado el racismo y la violencia. Este es el resultado de una política fallida y de la muerte de George Floyd.
Creo que existe un gran desafío para EEUU en su gobernabilidad. Ésta se sustenta en: 1) la legitimidad que Trump ha estado perdiendo; 2) la generación de consensos que se han convertido en disensos; y 3) se ha ido diluyendo la identidad nacional a la categoría de blancos y afroamericanos y minorías. De ahí que el gobierno de Trump esté perdiendo legitimidad.
EEUU ya no puede ser el “juez de los derechos humanos” en el mundo. EEUU no ha ratificado estos acuerdos internacionales: Convención sobre los derechos del niño; Convenio para la represión de la trata de personas y la explotación de la prostitución ajena; Convención sobre la eliminación de discriminación contra la mujer; Convenio contra los crímenes de guerra, etc.
La Declaración Universal de los Derechos Humanos promovida por Eleanor Roosevelt en 1948, fue negociada, firmada y ratificada por los Estados Unidos, que en su esencia destaca que: “los derechos humanos son universales e inalienables, interdependientes e indivisibles, iguales y no discriminatorios, derechos inherentes a todos los seres humanos, sin distinción alguna…de raza, religión, posición política etc.” Pues, “todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos y, dotados como están de razón y conciencia, deben comportarse fraternalmente los unos con los otros”. Y por ello, “los Estados tienen la obligación de respetarlos, es decir deben abstenerse de interferir en el disfrute de los derechos humanos o limitarlos”.
Por todo lo arriba señalado Estados Unidos pagará la perdida de su liderazgo mundial en materia de defensa de los derechos humanos por las acciones que ha dejado de hacer en ese campo, con la toma de medidas unilaterales y actuando contra los principios universales de los derechos humanos.