La germinación es el proceso fundamental que marca el inicio del ciclo de vida de una planta. En el caso del maíz, este proceso adquiere una relevancia especial, no solo desde el punto de vista biológico, sino también histórico y cultural, especialmente en México, donde el maíz es la base de la alimentación y un símbolo de identidad nacional.
México es considerado la cuna del maíz. Hace miles de años, las civilizaciones mesoamericanas como los mayas y aztecas domesticaron el teocintle, una gramínea silvestre, hasta convertirlo en el maíz que conocemos hoy. Este cereal no solo se convirtió en el alimento básico de estas culturas, sino que también adquirió un valor sagrado y mitológico. En el Popol Vuh, el libro sagrado de los mayas, se menciona que los primeros hombres fueron creados a partir de masa de maíz, lo que refuerza la estrecha relación entre este cultivo y la identidad de los pueblos mesoamericanos.
El maíz sigue siendo un pilar de la agricultura mexicana y un motor económico clave. México produce millones de toneladas de maíz al año, y aunque enfrenta desafíos como el cambio climático y la dependencia de semillas modificadas genéticamente, los esfuerzos por preservar variedades nativas han cobrado fuerza en los últimos años. Estas variedades, adaptadas a diferentes climas y suelos, garantizan la biodiversidad y la soberanía alimentaria del país.
Comercialmente, el maíz es un componente esencial en la economía mexicana. En 2023, el intercambio comercial total de maíz en México, incluyendo compras y ventas internacionales, fue de 5,991 millones de dólares estadounidenses [1]. Sin embargo, México enfrenta desafíos en la producción de maíz. Las proyecciones del Grupo Consultor de Mercados Agrícolas (GCMA) indican que México cerrará 2025 con una producción de 23.3 millones de toneladas, la cifra más baja desde 2014. De ese total, alrededor de 20.3 millones de toneladas corresponden a maíz blanco, la menor cantidad en 12 años [2,3].
Más allá del cultivo, la germinación del maíz también tiene beneficios nutricionales. La germinación del maíz comienza cuando la semilla, también conocida como grano, entra en contacto con las condiciones adecuadas de humedad, temperatura y oxígeno. Inicialmente, el grano absorbe agua en un proceso llamado imbibición, lo que activa enzimas y procesos metabólicos que dan inicio al crecimiento. Posteriormente, la radícula (raíz embrionaria) emerge primero, seguida del coleóptilo, que protege a la plántula mientras atraviesa el suelo hasta alcanzar la luz. Este proceso es crucial para el desarrollo de la planta y su productividad en el campo.
Durante el proceso de germinación del maíz, se activan enzimas que aumentan la disponibilidad de nutrientes esenciales, como aminoácidos, vitaminas y minerales. Los brotes de maíz germinado se han estudiado por su alto contenido de antioxidantes y su potencial para mejorar la digestibilidad del grano. Además, la nixtamalización, un proceso prehispánico en el que el maíz se cuece con cal, mejora la absorción de calcio y otros nutrientes esenciales, haciendo del maíz un alimento aún más completo.
La germinación del maíz es mucho más que el inicio de una planta; es el comienzo de una historia de vida, cultura y sustento para millones de personas. En México, su importancia trasciende el ámbito agrícola y se arraiga en la identidad misma del país. Conservar y valorar la diversidad del maíz, así como entender su proceso de germinación, es fundamental para garantizar su futuro y el de las generaciones venideras.
Autores:
Oscar Yael Barrón-Garcíaa
Marcela Gaytán-Martíneza
a Research and Graduate Program in Food Science, School of Chemistry, Universidad Autónoma de Querétaro, Col. Centro, C.P. 76010, Qro., México[AZ1]
Referencias
1https://www.economia.gob.mx/datamexico/es/profile/product/corn?utm_source=chatgpt.com
2https://congresodelacarne.com/2025/mexico-enfrenta-menor-produccion-de-maiz-en-una-decada-y-record-de-importaciones/
3https://www.gob.mx/agricultura/prensa/fortalece-mexico-autosuficiencia-en-la-produccion-de-maiz-blanco
