Por Eduardo ROLDÁN. Internacionalista, diplomático analista político y escritor.– La II Conferencia sobre Libia se celebró en Berlín el 23 de junio de 2021. La misma contó con la participación del Gobierno de transición de Libia y representantes de 15 países participantes. El resultado concreto fue el de que las potencias regionales e internacionales implicadas, en el conflicto interno libio, pidieron la salida del territorio libio de todos los combatientes extranjeros sean soldados regulares o mercenarios y la consideraron como una cuestión sine qua non clave para lograr la estabilidad real de Libia. Así mismo, solicitaron garantizar la celebración simultánea de elecciones presidenciales y legislativas el 24 de diciembre de 2021. Con tal propósito la ONU enviará próximamente observadores para monitorear el cese el fuego.
Dicha conferencia fue organizada a instancias del Gobierno alemán y de Naciones Unidas, con la participación de representantes de Estados Unidos, Rusia, Turquía, Egipto, Francia, Italia, Alemania, Argelia, China, Marruecos, Países Bajos, los Emiratos Árabes Unidos, Reino Unido, Suiza, Túnez, la Liga Árabe y varias organizaciones internacionales como la ONU, la UE y la Unión Africana (UA). El ministro de Asuntos Exteriores alemán, Heiko Maas y la secretaria general adjunta de la ONU para asuntos políticos y de consolidación de la paz, Rosemary Dicarlo precidieron la reunión. Ésta contó con la presencia del jefe del Consejo Presidencial de Libia, Mohammed al-Menfi, el primer ministro libio, Abdul Hamid Dbeibah y la titular del ministerio libio de Relaciones Exteriores, Najla Mangoush, el enviado especial de la ONU para el país del Norte de África, Jan Kubis, y los ministros de Relaciones Exteriores de los países participantes.
El regreso de Estados Unidos a la palestra internacional y la recomposición de las relaciones con Alemania se reflejó en la II Conferencia sobre Libia. Esa fue la opinión de la canciller, Angela Merkel, en su encuentro con el secretario de Estado estadounidense, Antony Blinken, quien participó en dicha conferencia. Merkel señaló al respecto que: “Una actuación decidida estadounidense-alemana por la solución del conflicto libio envía una señal muy importante al mundo”. Y añadió que “aún siendo los propios libios los que han de decidir su futuro, la comunidad internacional está dispuesta a acompañarles”. A su vez, Blinken respondió que, “Estados Unidos era consciente de su responsabilidad y de la importancia de proponer soluciones multilaterales a cuestiones de resonancia internacional”. En tal sentido, Washington nombró a un enviado especial para Libia y Biden ha advertido en varias ocasiones al presidente ruso, Vladimir Putin, que Estados Unidos observará con atención lo que hace Rusia en Libia. En ese contexto Antony Blinken afirmó que: “Estados Unidos persigue exactamente los mismos objetivos que Alemania y la ONU. Ahora tenemos una oportunidad que no hemos tenido en años anteriores para ayudar realmente a Libia a avanzar hacia un país seguro y soberano. Compartimos [con Alemania] el objetivo de una Libia soberana, estable, unificada y segura, libre de toda injerencia extranjera, eso es lo que el pueblo merece, y es esencial para la seguridad regional”.
En esa tesitura el ministro de Asunto exteriores alemán Heiko Mass agregó: “Hemos avanzado mucho, pero sigue habiendo cuestiones muy importantes por resolver de cara a la celebración, el próximo 24 de diciembre de elecciones generales. El escollo está en la retirada de los cerca de 20,000 soldados y mercenarios extranjeros que fueron enviados a Libia por terceros países”. Entre ellos resaltan los mercenarios de Rusia y los soldados de Turquía. Uno de los puntos más discutidos en la Conferencia fue la elaboración de un plan de retirada de las fuerzas extranjeras de forma escalonada, simultánea y guardando el equilibrio. Se planteó que la salida de los efectivos de una parte no puedan dar ventaja a la otra. Esto debido a que Turquía pidió no tratar del mismo modo a mercenarios y soldados regulares. Los soldados turcos, según Turquía, fueron enviados a Libia en virtud de un acuerdo de seguridad firmado con el anterior Gobierno de Trípoli en noviembre de 2019.
Por su cuenta, la ministro de Relaciones Exteriores de Libia, Najla Mangoush expresó que el Ejecutivo libio en funciones propuso la iniciativa Estabilidad de Libia, un proyecto confeccionado por el Gobierno de Unidad Nacional durante los últimos tres meses que contiene una serie de medidas para resolver la crisis económica y el reto en materia de seguridad. “La iniciativa pretende que los libios puedan opinar en este nuevo periodo en cooperación con los países que apoyaron nuestra estabilidad. También propone la formación de un grupo de trabajo internacional presidido por Libia a nivel de ministros de Asuntos Exteriores para reforzar la visión de Libia sobre las posibles propuestas y soluciones para mantener su soberanía; la unificación del Ejército libio bajo un solo mando y la activación el acuerdo de alto el fuego, incluyendo la fijación de un plazo para la retirada de todas las fuerzas extranjeras y mercenarios de Libia”.
En conferencia virtual desde Nueva York, el secretario general de la ONU, António Guterres, encomió al Gobierno de transición a “tomar acciones urgentes para asegurar unos comicios que podrían peligrar”. Agregó la necesidad de “establecer un plan comprensivo con plazos claros hacia la estabilidad de Libia que incluya tanto la celebración de elecciones como la salida de los combatientes extranjeros. También subrayó que el trágico fenómeno de los abusos contra migrantes en Libia debe terminar”. Además, exhortó a todas las fuerzas extranjeras y mercenarios a “abandonar el país y anunció el envío de observadores de la ONU a Trípoli para monitorear el cese el fuego”.
En síntesis, de acuerdo al comunicado final de la II Conferencia de Berlín sobre Libia, todos los participantes, excepto Turquía que presentó una reserva, apoyaron incondicionalmente la retirada de tropas y mercenarios extranjeros del país: “Todas las fuerzas extranjeras y mercenarios deben ser retirados de Libia sin demora, y el sector de seguridad debe ser reformado y colocado firmemente bajo una autoridad y supervisión civil unificadas”. Además, se comprometieron a “cumplir con el embargo de armas de acuerdo con la resolución del Consejo de Seguridad de la ONU”. También expresaron que se había dado una mejora significativa en la situación en el país norafricano en comparación con el año 2020, cuando se celebró la I Conferencia de Berlín sobre Libia el 19 de enero de 2020″. Precisaron que en particular “las hostilidades se han detenido, y se ha establecido un alto el fuego y se ha levantado el embargo de petróleo”.
Si la presencia extranjera es un problema para continuar con la hoja de ruta acordada, la falta de un sustento legal para llevar a cabo las elecciones tampoco es un asunto menor. De hecho, una de las discrepancias entre los propios libios es si las elecciones deben ser únicamente parlamentarias o también presidenciales. “Hay cuestiones que deben decidir los propios libios y, entre ellas, si quieren un Gobierno con legitimidad y respaldo suficiente como para emprender las reformas que se necesitan, para lograr el reconocimiento internacional y acceder a la ayuda internacional”.
Es evidente que sin la retirada de las fuerzas extranjeras no habrá elecciones en diciembre del 2021 y si éstas no respetan el cese el fuego podrían traer como consecuencia nuevamente los enfrentamientos entre las partes en conflicto. De acuerdo con la ONU, la guerra civil en Libia ha dejado a 1.3 millones de personas dependientes de la ayuda humanitaria, unas 400,000 más que en el 2020. El tiempo dirá si se cumplen con todos los compromisos adquiridos.