¿Qué son los huérfanos emocionales?
Estamos hablando de hijos huérfanos de padres vivos. La emoción de sentirnos amados, deseados, protegidos por nuestros padres es “algo” latente y que no termina ni cuando somos adultos ni cuando ellos mueren, simple y sencillamente porque es una necesidad humana, no hay que buscarle tanta explicación.
¿Qué tan importante es que los dos padres estén presentes?
La presencia tanto del amor paterno y materno es igual de importante, ninguno está por encima del otro y ninguno sustituye al otro, de verdad, aunque algunas veces la madre haga el rol de padre, no es lo mismo; se entiende que existe, pero no es lo ideal; las dos partes son indispensables para alcanzar la madurez psicológica, es muy común que las personas adoptadas o abandonadas sientan una imperiosa necesidad de saber quiénes han sido sus padres -papá y mamá- (los dos); para descubrir el origen y respondernos algunas preguntas –“¿quién es mi padre?”, “¿quién es mi madre?”- y así reconocernos y reconocer nuestra propia identidad.
¿Tiene consecuencias la orfandad emocional?
Un niño o niña huérfana emocionalmente es quien no tiene límites, no le da valor a su vida ni a las vidas ajenas, vive sin amor, por lo tanto, su comportamiento es agresivo o retraído, es un niño débil emocionalmente, por alguna razón se siente rechazado por sus compañeros y amigos, aunque no sea rechazado necesariamente, a los huérfanos emocionales les cuesta mucho trabajo socializar.
No solamente estamos hablando del padre ausente, que no está en la casa, estamos hablando del que sí está; imaginen la sensación de “sí” tener padres, pero saber que no contamos para nada con ellos, que siempre están ocupados o no son cercanos, esa actitud se asume como rechazo y algunas veces se interpreta como abandono. Nuestro sentido de pertenencia y de seguridad sencillamente no existe y eso nos hace ir por la vida inseguros e incompletos o inadecuados.
Algunas personas lo viven como una soledad interior difícil de describir, que ni ellos alcanzan a comprender, sienten que no encajan en ningún lado. Es como si trajeran un vacío que a fuerza “se necesitara” llenar con cosas, comida, o
personas que no siempre son las más convenientes o como en algunos casos esos vacíos se llenan con adicciones o conductas de riesgo.
Lo mejor es darnos cuenta si fuimos o somos huérfanos emocionales; para elegir qué hacer con ese sentimiento; no sé si es la naturaleza humana, “la norma”, “una construcción cultural” el tener padre y madre; pero sí sé que es “la naturaleza social” que tengamos padre y madre (vivimos en una sociedad a querer o no) y que esas dos personas sean quien nos cuidan y nos protejan es algo que un niño(a) necesita. A nuestros hijos no se les puede amar a distancia porque el amor no solo se pronuncia, se demuestra, se modela, se ejerce. No bastan las palabras cariñosas, hay que ponerles vida y acción, ternura, paciencia, tolerancia y empatía, hay mucho que hacer amando a nuestros hijos, tenemos tareas incluso a pesar de haber sido nosotros huérfanos emocionales.
¿Hay consecuencias de ser un huérfano emocional?
- En la infancia un niño huérfano emocional: siente miedo, soledad, sensación de abandono, ansiedad, hay niños muy inquietos o todo lo contrario muy retraídos y aislados, no sentir pertenencia, inseguridad, problemas para relacionarse.
- En la edad adulta: cuando se pasa por situaciones difíciles se experimenta miedo y dolor irracional, terror a la soledad, y al abandono, hasta se puede llegar a sentir ansiedad y depresión. Se busca desesperadamente el “pertenecer” y hacer más allá de lo necesario para agradar a los demás con el fin de ser aceptados y tomados en cuenta.
- Complejo de inferioridad.
- Falta de modelos a seguir, se repiten patrones.
La tarea es no repetir patrones, en la calle, la escuela hay mucha violencia, por lo tanto en la casa debe haber mucho amor.
Autora: Dra. Blanca Almanza
Referencias: https://www.bbmundo.com/