El techo roto de Claudia Sheinbaum

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Por: Ethel Riquelme.- Las imágenes del titular de seguridad de la Ciudad de México bañado en diamantina desde el pelo hasta la vestimenta por protestas de manifestantes, pinta de manera exacta el tamaño de enojo que impera en los capitalinos contra un gobierno demorado en respuestas contra la inseguridad y una jefa de gobierno cada vez más rozada por la crítica y la desconfianza.

El apoyo ciudadano, ese techo de cristal que cubría al gobierno de Claudia Sheinbaum con las organizaciones sociales, en la concurrencia de agrupaciones, organismos y coordinación parece haberse estrellado ayer, junto con los vidrios de puertas, paredes y ventanas de las oficinas de la Procuraduría de Justicia capitalina.

La violencia extrema con la que organizaciones de la sociedad civil y agrupaciones feministas irrumpieron en las instalaciones y agredieron a la autoridad, lanzando incluso contra el Secretario de Seguridad Pública diamantina color rosado en gama de morados, es absolutamente condenable, sí, pero la forma en que la propia jefa de gobierno ha respondido a las quejas ciudadanas reales, con carpetas de investigación contra los manifestantes, despertó la furia y la tónica de su relación futura.

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Sin considerar los delitos que resultan contundentes, reactivo siempre a las cifras que demuestran crecimiento en una amplia gama de delitos, siempre con justificaciones estadísticas a hechos que afectan a seres humanos y dolorosamente siempre montado en la supuesta guerra política, en la lucha electorera, partidista hasta de sus propias huestes, el gobierno de la Ciudad de México ha terminado por exasperar a los ciudadanos.

Claudia Sheinbaum ha tomado personal cada una de las críticas hacia su gobierno y es especialmente sensible a las que tienen relación a la inseguridad, porque en efecto, a pesar de los programas, indicaciones y algunas políticas de buena intención, como la de ministerios públicos y vigilancia en las estaciones del Metro, con Guardia Nacional en los vagones; recientemente la de crear áreas especiales para revisar y sancionar abusos de autoridad de policías contra mujeres, incluso contra mujeres policías, el nivel de eficacia y respuesta a la población es pobre, muy pobre.

La jefa de gobierno parece especialmente enojada en la medida en que se aproxima el relevo de la dirigencia del Morena a nivel nacional y ayer hasta una reacción maternal surgió cuando protegió a su titular de Seguridad Ciudadana agredido apenas con diamantina.

Desde el primer mes de gobierno cuando fue recibida con denuncias por presuntos acosos sexuales, secuestros y desapariciones contra mujeres en el Sistema de Transporte Público Metro, casos que fueron denunciados ante Ministerio Público y vistos en testimoniales de medios de comunicación, la funcionaria argumentó campañas de ataque y desprestigio.

Casi ocho meses después, varios hechos terribles suscitados en la Ciudad de México que demuestran el crecimiento de la violencia, la aparición de la ciudad como escenario de crímenes internacionales, con nuevos desprendimientos de carteles locales y un crecimiento en delitos graves como el secuestro, el discurso de la Jefa de Gobierno sigue el mismo: “no caeremos en la provocación”.

¿Y la denuncia? ¿Y la protesta de los manifestantes? ¿Y las quejas por hechos efectivos? ¿Y la respuesta del gobierno ante expresiones ciudadanas? ¿Y el castigo contra abusadores? ¿Y el resultado de las investigaciones? ¿Y el llamado a la concordia, a la coordinación, a la convivencia y al acuerdo? Ocho meses y seguimos con un gabinete de la Ciudad de México que se reúne para responder a sus oponentes, a la grilla y no para responder a la ciudadanía que no sale a las calles por miedo a la inseguridad.

Varios errores de la Doctora Sheinbaun. Primero no atender por la vía política lo que ella misma califica como provocación política; segundo criminalizar la protesta abriendo carpetas de investigación contra manifestantes que convirtió en víctimas de la intolerancia de este gobierno cuando ella misma señaló que no caerían en provocación.

Y el más importante, el símbolo de indolencia de la propia funcionaria al convocar a una conferencia de prensa para denunciar vidrios rotos y enemigos políticos, pero no para lamentar la existencia de víctimas o amenazar a los delincuentes.

La respuesta de la política más importante que tiene Morena en la Ciudad de México fue lamentable de nuevo, como lo ha sido cada vez que lejos de atender el origen de la queja, el motivo de la denuncia, el génesis de la indignación, argumenta que son provocaciones, campañas de desprestigio e intentos por golpearla. Un argumento similar al de su líder Andrés Manuel López Obrador.

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Lamentable de nuevo que lejos de atender el origen de la queja, el motivo de la denuncia, el génesis de la indignación; se argumenta que son provocaciones
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6enpunto.mx
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