Libia, un estado fallido, por Eduardo Roldán (Parte 3)

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Eduardo Roldan
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El Estado fallido

Desde que Muamar Gadafi fue derrocado, capturado y luego asesinado en 2011, la nación
se fragmentó entre dos gobiernos rivales basados en el Este y el Oeste, cada uno respaldado
por grupos armados y por distintos gobiernos extranjeros. Hasta el año 2012 fui embajador
de México en Libia pero he dado seguimiento al acontecer libio hasta hoy. Puedo asegurar
que entre 2011 y 2022, Libia se desintegró y quedó encerrada en el centro de una vorágine
de una guerra civil despiadada: en un Estado fallido.
Libia vive hoy en el desastre como un Estado fallido. (Robinson, 2014; Levitsky,
2018). Llegó a tener tres gobiernos. Ahora hay dos, la ONU ayudó a la creación de un
primer gobierno (Gobierno de Acuerdo Nacional: GAN) liderado por el general Fayez
al Sarraj apoyado por Estados Unidos, por Francia en un principio, por Inglaterra, por
Catar, por Italia y Turquía. Sin embargo, se formó un segundo gobierno (Ejército Nacional Libio: ENL) liderado por el mariscal antigadafista Jalifa Hafter. Además, surgió un tercer
gobierno oportunista vinculado a ISIS (Estado Islámico) y al Ansar Asharia de Al Qaida.
Pero, éste fue debilitado por las fuerzas en pugna internas y externas; y hoy sólo tiene
presencia en unos terruños de la actual Libia. Con el tiempo Jalifa Haftar fue cercando
al gobierno de Trípoli apoyado por Arabia Saudita, Egipto, Emiratos Árabes Unidos,
Jordania, Sudán, y Rusia. No lo logró. Hoy ambos gobiernos están en un impasse.
Naciones Unidas ha buscado negociar para que las partes se acerquen. El GAN, basado
en Trípoli, continúa recibiendo el apoyo de Turquía, Italia y Catar. El bando liderado por
Hafter, basado en el Este, cuenta aún con el respaldo de Rusia, Egipto, Emiratos Árabes
Unidos y Francia. Hasta ahora EEUU ha mantenido una “posición ambigua”, tratando de
mediar entre las partes.
La cumbre de Berlín, del domingo 19 de enero de 2020, tuvo el objetivo de consolidar
una tregua frágil con un embargo sobre la entregas de armas. Asistieron Angela Merkel,
António Guterres, Vladimir Putin, Recep Tayyip Erdogan, Boris Johnson, Emmanuel
Macron, Mike Pompeo, y representantes de Egipto, Marruecos, Argelia, Túnez, Sudán,
Italia, UE, y aunque no se vieron personalmente, también estuvieron presentes Fayez al
Sarraj y Jalifa Hafter. El panorama actual se basa en acuerdos bilaterales secretos y reuniones
confidenciales. Lo único que parece claro es que a Rusia el costo político y humano le
sale muy barato con su estrategia de enviar mercenarios contratados por la empresa rusa
Wagner. No engaña a nadie, pero todo el mundo lo sabe.
Los líderes libios y extranjeros han actuado de acuerdo a sus intereses personales
y particulares. Además, aunque Francia siga negando el apoyo que ha proporcionado
al mariscal Jalifa Hafter desde 2014, dicho apoyo se sigue dando. Hecho que quedó de
manifiesto “cuando Emmanuel Macron ensalzó a Hafter durante las dos reuniones
celebradas en París, en 2017 y en 2018, para tratar de encontrar un acuerdo con el
presidente del Gobierno del Acuerdo Nacional (GAN), Fayez Al Serraj”. (Peregil, 2020b)
Lo cierto es que para Francia respaldar al mariscal libio significa sellar la relación comercial
de armamentos que mantiene con EAU y Arabia Saudita.
Hoy en día no se sabe si hay un pacto de no agresión entre Turquía y Rusia… Y se desconoce
hasta dónde quiere implicarse Estados Unidos, quien ha denunciado la presencia de los
mercenarios rusos, pero calla en cuanto a las implicaciones de Emiratos Árabes Unidos, y
de Arabia Saudita, grandes aliados de Washington desde hace décadas. (Peregil, 2020b)
Los dos campos rivales de Libia han observado, desde el 19 de enero de 2020, una
tregua por iniciativa de Rusia y Turquía pero los dos campos se han acusado mutuamente de
violaciones a la misma. Hoy se vive un estado de incertidumbre y un impasse. Libia tardará
años en estabilizarse. Sólo en 2019 murieron más de 2,000 personas por dicho enfrentamiento
y más de 150,000 personas han abandonado sus hogares por dicho conflicto.

Coincido con Luz Gómez García (2020) cuando plantea que la guerra que se libra
hoy en Libia es “glocal” (global y local). “Lo que sucede en Libia no responde exactamente
al paradigma de una guerra subsidiada o proxy, global”, sino que tiene importantes matices
locales, como la espacialidad o la importancia geopolítica de Libia, la memoria o la
historia particular del país y los recursos naturales, en el caso de Libia el gas y el petróleo.
Considerando lo anterior, el conflicto en Libia se recrudeció en abril de 2019, cuando las
fuerzas lideradas por Jalifa Hafter al frente del Ejército Nacional Libio (ENL) lanzaron
una ofensiva para tomar Trípoli apoyado por Rusia (con mercenarios de la empresa
Wagner), Egipto, Francia, Arabia Saudita , Emiratos Árabes Unidos. Ésta fue rechazada
por el Gobierno de Acuerdo Nacional (GAN) al mando de Fayez Al Serraj y respaldado
por la ONU, Catar, Italia, y militarmente por Turquía.
El inicio de las operaciones militares encabezadas por Hafter surgió como
consecuencia del resultado de las elecciones parlamentarias de 2014 que finalmente dejaron
a Libia dividida. En ese entorno, “las milicias del ENL han aglutinado a mercenarios
con identidades e intereses contrarios que ha hecho difícil el entendimiento con las
grandes tribus locales. Esta erosión de los apoyos tribales ha sido el motivo principal del
debilitamiento de las simpatías populares hacia Hafter”. A ello habría que agregar “las
rivalidades existentes entre los chadianos, sudaneses, yihadistas saudíes, sirios asadistas
y rusos ultranacionalistas integrantes de la fuerzas de Hafter que han luchado contra el
GAN así como por el control de las refinerías”. (Gómez García, 2020) Coincido con el
análisis que hace al respecto un destacado analista del diario El País, como lo es Francisco
Peregil, (2020a) quien señala que:
[…] la intervención de Turquía desde principios de 2020, con oficiales, mercenarios sirios y
sus armas antiaéreas, convulsionó los delicados equilibrios de fuerzas ya existentes en Libia.
Egipto como principal protector de Jalifa Hafter, mantuvo un perfil discreto ante los avances
de Turquía, principal aliado del llamado Gobierno de Unidad Nacional”. Esto en virtud de que
“Egipto concibe el este de Libia como una parte inseparable de su propia seguridad nacional”.
En ese contexto, Francisco Peregil (2020b) evoca también la crisis que vive Libia
a la que el ministro francés de Asuntos Exteriores, Jean-Yves Le Drian, describió como
la “sirianización” de Libia como real donde varias potencias extranjeras –entre ellas
Rusia y Turquía– han combatido durante años de forma indirecta”. Por su cuenta, el
secretario general de la ONU, António Guterres, advirtió, el 8 de julio de 2020, de que
las interferencias extranjeras en Libia habían alcanzado “un nivel sin precedentes”. En esta
tesitura, me queda claro que aunque Libia es un país de casi siete millones de habitantes
posee las mayores reservas de petróleo de África.
Estoy cierto que sin el apoyo de Turquía, Trípoli ya habría sido tomada por Hafter. En
Trípoli no sólo se encuentra la sede del Gobierno, sino la sede de la Compañía Nacional de Petróleo de Libia (CNP) o National Oil Company (NOC), única autorizada a exportar el
petróleo, que genera el 95% de los ingresos fiscales.
Hafter controla, además del Este, el Sur del país. Domina también los principales campos
petroleros y los puertos desde donde se exporta el petróleo. Pero no puede vender el
petróleo en el exterior, porque sólo la NOC está autorizada por la comunidad internacional
a hacerlo. Por ello, Hafter bloqueó los principales puertos de salida, para presionar a Trípoli
para que le permitiesen administrar los ingresos del petróleo. (Peregil, 2020b)
Me parece muy acertado el análisis que hace Peregil al señalar que la intervención turca
en Libia forma parte de su estrategia y posicionamiento ante el eje conformado por Grecia,
Chipre, Egipto e Israel para extraer y comercializar el gas submarino del Mediterráneo
Oriental. Eje que ha excluido a Turquía del reparto.
Ankara ha interpretado que EEUU y Francia apoyan este frente común como una política
de contención contra Turquía. Eso le llevó a firmar un acuerdo de fronteras marítimas con
el GAN que le ha servido para romper su aislamiento y desafiar la delimitación pactada
entre Grecia, Chipre y Egipto. Por tanto, los intereses de Ankara en la región están ligados a
la continuidad del GAN como Gobierno de Libia. (Algora, 2004) y (Peregil, 2020b)
Me parece evidente que:
[…] la intervención en Libia forma parte de la doctrina geopolítica del eurasianismo
denominada Mavi Vatan (Patria Azul), misma que fue formulada por oficiales de la Marina
turca como un dique a la OTAN y la Unión Europa. Para Rusia, su involucramiento en la
guerra libia es una cuestión estratégica. Ya que no solo consolida su papel como actor global
sino que plausiblemente le garantiza una base militar en Libia similar a la que obtuvo en
Siria. Rusia no sólo ha proporcionado mercenarios al bando de Hafter. También ha enviado
aviones de combate Mig-29 y cazabombarderos Su-24. (Peregil, 2020b)
En esa tesitura se abrió un diálogo entre las dos partes en conflicto en agosto de 2020,
así el Gobierno de Acuerdo Nacional (GAN) o también llamado de Unidad Nacional libio
y el presidente del Parlamento del (ENL) con base en Tobruk, firmaron el 21 de agosto de
2020, un acuerdo que estableció un alto al fuego inmediato, y la apertura de negociaciones
para alcanzar una solución política. (González, 2020a, 2020b y 2020c) Tanto Faiez
Serraj, primer ministro del GAN, como Aquila Saleh, presidente del Parlamento del ENL
hicieron públicos sendos comunicados en los que ordenaban a los combatientes al cese
inmediato de toda operación de combate. El acuerdo entre ambas partes explicitó que
tanto Sirte como Jufra se convertirían en zonas desmilitarizadas, tal como anteriormente
lo había propuesto la ONU. (González, 2020b y 2020c)
No tengo la menor duda que el acuerdo representó un avance enorme para la
pacificación de Libia. Hay que darle tiempo al tiempo para que se consolide la paz regional.
Además del alto al fuego, […] uno de los principales puntos recogidos en el pacto es el desbloqueo de las terminales petrolíferas, ocupadas por tropas leales a Hafter en el mes de enero de 2020. Desde
entonces, el país dejó de exportar petróleo, la principal fuente de ingresos de Libia. Según
la Compañía Nacional de Petróleo (CNP o NOC), las pérdidas para las arcas públicas
alcanzaron casi 7,000 millones de euros” en el 2020. (González, 2020c)
Las partes también discutieron los criterios y mecanismos para el reparto de los
cargos según un sistema de distribución geográfica. Así mismo, hicieron hincapié que irían
en línea con el acuerdo político firmado en 2015 en Sjirat, del que surgió el Ejecutivo de
unidad. Como dice Miguel Navarro (2020, 13) ¿Llegará la paz en el Norte de África? Sólo
la historia lo dirá.
El anuncio se hizo después de que la representante especial de la Secretaría General
de la ONU para Libia, Stephanie Williams, aplaudiera los resultados de la conferencia
celebrada entre las partes libias entre el 7 y el 9 de septiembre de 2020 en Suiza. Hecho
que incidió en que las partes se hayan puesto de acuerdo en que el país debería celebrar
elecciones parlamentarias y presidenciales en un plazo de 18 meses, periodo que arrancaría
tras la reforma del Consejo Presidencial, órgano de mayor autoridad del Gobierno de
Unidad. Williams resaltó “la buena voluntad y dedicación nacional demostrada por los
participantes y aseguró que ello permitiría iniciar los trabajos para relanzar un foro de
diálogo de cara a allanar el camino a un acuerdo de paz”. Agregó: “Pedimos a la comunidad
internacional que asuma su responsabilidad a la hora de apoyar este proceso y que respete de
forma inequívoca el derecho soberano del pueblo libio a determinar su futuro.” (González,
2020b y France24, 2020)
Un alto al fuego entró en vigor, el 12 de enero de 2020, en Libia por iniciativa de Rusia
y Turquía. Así se convocó a la Cumbre de Berlín I, el domingo 19 de enero de 2020. A ésta
asistieron Angela Merkel, Antonio Guterres, Vladimir Putin, Erdogan, Boris Johnson,
Emmanuel Macron, Mike Pompeo, representantes de Egipto, Marruecos, Argelia, Túnez,
Sudán, Italia, UE, Fayez al Sarraj y Jalifa Haftar.El objetivo de la misma era el de consolidar
la tregua y obtener el compromiso de las partes involucradas a un embargo sobre la
entregas de armas. Sin embargo, los dos campos rivales libios observaron una tregua muy
frágil donde los dos campos se acusaron mutuamente de violaciones a la misma.
Los avances y retrocesos son claros debido a los distintos intereses existentes entre
las partes. La UE ha dado a Libia 500 millones de euros destinados a proyectos en sanidad,
gobernanza, sociedad civil, juventud y educación. De acuerdo a la OMS, se han destruido el
17.5% de los hospitales y el 20% de los centros de salud. La ayuda europea se ha dirigido, sobre
todo, a los más de 95,000 libios desplazados dentro de su territorio y a unas 800,000 personas
en condiciones de necesidad extrema. Francia desea que un líder secular y pragmático estabilice
el desierto libio para frenar el movimiento de grupos yihadistas del Sahel que están en auge. Turquía y Catar quieren apuntalar un régimen afín a los hermanos musulmanes. Egipto necesita
alejar a los hermanos musulmanes de su frontera. Los emiratíes quieren derrocar a los hermanos musulmanes para no reforzar la posición regional de sus vecinos Cataríes. Israel no quiere en
la región un gobierno potencialmente cercano a la yihad islámica y Hamás en Palestina. Israel
tiene, junto a Grecia y Chipre, la intención de crear un gasoducto hacia Europa que Turquía,
con Trípoli, podría frustrar con una victoria del GNA. Sin duda, la injerencia, el tribalismo, las
milicias incontrolables, la ambición y el poder han roto Libia.
El Foro de diálogo político libio. Celebrado en Ginebra, Suiza el de 5 febrero
2021, fue un logro. Las fuerzas en contienda acordaron buscar la gobernabilidad y
estabilidad política permanente de Libia. Se eligió a un Consejo presidencial integrado
por Mohammad Younes Menfi (diplomático), quien se convirtió en el presidente del
nuevo consejo, mientras que Mossa al-koni (líder tribal del sur) y Abdullah Hussein al-
Lafi (diputado del parlamento de Tobrouk) fueron elegidos como vicepresidentes. Abdul
Hamid Mohammed Dbeibah (empresario tripolitano) fue nombrado Primer ministro.
Estos altos funcionarios fueron elegidos por 75 delegados representantes de las distintas
facciones enfrentadas en el conflicto libio. El propósito de dicho consejo fue el de formar
un gobierno interino de unidad nacional mismo que se encargaría de preparar las elecciones
legislativas programadas para el 24 de diciembre de 2021.
En esa tesitura, se celebró la II Conferencia sobre Libia en Berlín el 23 de junio de 2021.
La misma contó con la participación del Gobierno de transición de Libia y representantes
de 15 países participantes. El resultado concreto fue el de que las potencias regionales e
internacionales implicadas, en el conflicto interno libio, pidieron la salida del territorio
libio de todos los combatientes extranjeros fueran soldados regulares o mercenarios y la
consideraron como una conditio sine qua non clave para lograr la estabilidad real de Libia.
Así mismo, solicitaron garantizar la celebración simultánea de elecciones presidenciales y
legislativas el 24 de diciembre de 2021.
Dicha conferencia fue organizada a instancias del Gobierno alemán y de Naciones
Unidas, con la participación de representantes de Estados Unidos, Rusia, Turquía, Egipto,
Francia, Italia, Alemania, Argelia, China, Marruecos, Países Bajos, los Emiratos Árabes
Unidos, Reino Unido, Suiza, Túnez, la Liga Árabe y varias organizaciones internacionales
como la UE y la Unión Africana (UA). El ministro de Asuntos Exteriores alemán, Heiko
Maas y la secretaria general adjunta de la ONU para asuntos políticos y de consolidación
de la paz, Rosemary Dicarlo presidieron la reunión. Ésta contó con la presencia del jefe
del Consejo Presidencial de Libia, Mohammed al-Menfi, el primer ministro libio, Abdul
Hamid Dbeibah y la titular del ministerio libio de Relaciones Exteriores, Najla Mangoush,
el enviado especial de la ONU para el país del Norte de África, Jan Kubis, y los ministros
de Relaciones Exteriores de los países participantes. (Peregil, 2020a) El regreso de Estados Unidos a la palestra internacional –después de la era Trump–
y la recomposición de las relaciones con Alemania se reflejó en la II Conferencia sobre
Libia. Angela Merkel, en su encuentro con el secretario de Estado estadounidense, Antony
Blinken señaló al respecto que:
“Una actuación decidida estadounidense-alemana por la solución del conflicto libio envía
una señal muy importante al mundo”. Y añadió que “aún siendo los propios libios los
que han de decidir su futuro, la comunidad internacional está dispuesta a acompañarles”.
Blinken respondió que, “Estados Unidos era consciente de su responsabilidad y de
la importancia de proponer soluciones multilaterales a cuestiones de resonancia
internacional”. (Valero, 2021)
En tal sentido, Biden advirtió en varias ocasiones al presidente ruso, Vladimir Putin,
que Estados Unidos observaría con atención lo que hiciera Rusia en Libia. En ese contexto
Antony Blinken afirmó que: “Estados Unidos tenía como meta ver a Libia como un país
soberano, estable, unificado y seguro, libre de toda injerencia extranjera, eso es lo que el
pueblo merece, y es esencial para la seguridad regional.” (Valero, 2021)
En ese entorno, el ministro de Asuntos Exteriores alemán Heiko Mass agregó:
“Hemos avanzado mucho, pero sigue habiendo cuestiones muy importantes por resolver.
El problema estaba en la retirada de los cerca de 20,000 soldados y mercenarios extranjeros
que fueron enviados a Libia por terceros países”. Se planteó que la salida de los efectivos
de una parte no pudieran dar ventaja a la otra. Esto debido a que Turquía pidió no tratar
del mismo modo a mercenarios y soldados regulares. Los soldados turcos, según Turquía,
fueron enviados a Libia en virtud de un acuerdo de seguridad firmado con el anterior
Gobierno de Trípoli en noviembre de 2019 (France 24, 2021).
Por su cuenta, la ministra de Relaciones Exteriores de Libia, Najla Mangoush expresó
que el Ejecutivo libio en funciones proponía la iniciativa Estabilidad de Libia, un proyecto
elaborado por el Gobierno de Unidad Nacional para resolver la crisis económica y de
seguridad.
“La iniciativa pretendía que los libios pudieran opinar en cooperación con los países
que apoyaban la estabilidad de Libia. Proponía la formación de un grupo de trabajo
internacional presidido por Libia a nivel de ministros de Asuntos Exteriores para reforzar
la visión de Libia sobre las posibles propuestas y soluciones para mantener su soberanía;
la unificación del Ejército libio bajo un solo mando y la activación el acuerdo de alto el
fuego, incluyendo la fijación de un plazo para la retirada de todas las fuerzas extranjeras y
mercenarios de Libia” (France 24, 2021).
Planteamiento válido pero que hasta la fecha nadie ha cumplido.
Por su parte, el secretario general de la ONU, António Guterres, ha encomiado al
Gobierno de transición a “tomar acciones urgentes para establecer un plan comprensivo
con plazos claros hacia la estabilidad de Libia que incluya tanto la celebración de elecciones
como la salida de los combatientes extranjeros”.
En síntesis, todos los participantes, excepto Turquía que presentó una reserva, apoyaron
incondicionalmente la retirada de tropas y mercenarios extranjeros del país: “Todas las
fuerzas extranjeras y mercenarios deben ser retirados de Libia sin demora, y el sector de
seguridad debe ser reformado y colocado firmemente bajo una autoridad y supervisión civil
unificadas”. Además, se comprometieron a “cumplir con el embargo de armas de acuerdo con
la resolución del Consejo de Seguridad de la ONU” (Sputnik News, 2021).
Es evidente que sin la retirada de las fuerzas extranjeras no se dieron las condiciones
necesarias para organizar las elecciones el 24 diciembre del 2021. Los enfrentamientos
continuaron entre las partes en conflicto. De acuerdo con la ONU, la guerra civil en Libia
ha dejado a 1.3 millones de personas dependientes de la ayuda humanitaria, unas 400,000
más que en el 2020. El tiempo dirá si se cumplen con todos los compromisos adquiridos.
En virtud de que ni las condiciones políticas ni de seguridad necesarias eran favorables
para celebrarlas, el 21 de diciembre, una comisión del Parlamento libio declaró que era
imposible celebrar los comicios. En esa tesitura, el Parlamento de Libia, con sede en la
ciudad de Tobruk nombró, el 10 de febrero de 2022, a Fathi Bashagha, anterior ministro
del Interior en el Gobierno de transición, como primer ministro interino, apoyado por
autoridades militares del este del país. Mientras tanto, en Trípoli el primer ministro del
llamado Gobierno de Unidad o de transición, Abdelhamid Dbeibah, declaró que no
abandonaría su cargo y que solo entregaría el poder a alguien salido de las urnas. La ONU
informó de que seguiría apoyando el papel de Dbeibah. Así pues, Libia volvió a tener dos
gobiernos paralelos. Dos Gobiernos en disputa por el poder: uno, con sede en Trípoli
y dirigido por Abdelhamid Dbeibah desde 2021 y otro dirigido por Fathi Bachagha y
apoyado por el parlamento de Tobruk y el mariscal Jalifa Haftar. (Peregil, 2022)
En ese entorno, el 17 de mayo de 2022, Trípoli fue estremecida por enfrentamientos
entre grupos armados de ambos bandos, por el primer ministro rival quien intentó deponer
al gobernante interino, Abdelhamid Dbeibah, amenazando con una nueva escalada de
violencia en el país. Misma que se reflejó nuevamente el 1 de julio de 2022, cuando la sede
del Parlamento libio fue tomada por manifestantes que expresaban su hartazgo con los dos
Gobiernos, ya que las conversaciones dirigidas por los presidentes de los dos Parlamentos
rivales de Libia en Ginebra terminaron sin ningún resultado tangible para reactivar el
proceso electoral.
Lo anterior afectó a la Compañía Nacional de Petróleo de Libia (NOC) con pérdidas
de más de 3,500 millones de dólares por el cierre forzoso de los principales yacimientos
petrolíferos. La producción cayó bruscamente y las exportaciones descendieron hasta
situarse entre 365,000 y 409,000 barriles por día (b/d), lo que supone una pérdida de
865,000 b/d” en comparación con la producción media. Además, cada día se pierden 220
millones de metros cúbicos de gas (Peregil, 2022).
Sin duda alguna, las acciones de las partes no representan avance alguno para lograr el
restablecimiento de un Estado de derecho y de una verdadera unidad nacional para lograr
la reinvención de Libia. Aristóteles decía que “el poder que tenemos para hacer algo es el
mismo que tenemos para no hacerlo”. Tal parece que las partes en conflicto no tienen la
voluntad política de poner fin al conflicto y ponerse de acuerdo para llevar a Libia a un
nuevo estadio de paz, estabilidad, certidumbre y desarrollo permanente que redunde en
beneficio de la población. El tiempo dará la respuesta.
Conclusiones
Desde que Muamar Gadafi fue derrocado, capturado y luego asesinado en 2011, la nación
se fragmentó entre dos gobiernos rivales basados en el Este y el Oeste, cada uno respaldado
por grupos armados y por distintos gobiernos extranjeros. Entre 2011 y 2022 Libia ha
estado desintegrada y encerrada en el centro de una vóragine de una guerra civil despiadada.
Libia vive hoy un Estado fallido que llegó a tener tres gobiernos con el posicionamiento
temporal de los yihadistas del Estado Islámico (EI) y de Ansar Asharia, vinculado a Al
Qaida. Ahora hay dos, la ONU ayudó a la creación de un primer gobierno liderado por el
general Fayez al Sarraj (GAN) apoyado por Estados Unidos, por Francia en un principio,
por Inglaterra, por Catar, por Italia y Turquía. Sin embargo, se formó un segundo gobierno
liderado por el mariscal antigadafista Jalifa Hafter (ENL). Y surgió un tercer gobierno
oportunista, vinculado a ISIS. Pero, éste fue debilitado por las fuerzas en pugna internas
y externas; y hoy sólo tiene presencia en unos terruños de la actual Libia. Jalifa Hafter fue
cercando al gobierno de Trípoli apoyado por Francia, Arabia Saudita, Egipto, Emiratos
Árabes Unidos, Jordania, Sudán, y Rusia. No logró controlar a Trípoli. Hoy ambos
gobiernos están en un impasse. De modo, que Naciones Unidas ha buscado negociar para
que las partes se acerquen. El GAN, basado en Trípoli, continúa recibiendo el apoyo de
Turquía, Italia y Catar, el ENL bando liderado por Hafter, basado en el Este, cuenta con
el respaldo de Rusia, Egipto, Emiratos Árabes Unidos y Francia. Hasta ahora, EEUU ha
mantenido una “posición ambigua”, pero ha realizado un esfuerzo de mediación.
Considero que es indiscutible que las negociaciones entre las partes han representado
un leve avance para la pacificación de Libia. Sin embargo, ha sido insuficiente. Hay que
darle tiempo al tiempo para que se consolide la paz regional. Aún quedan enormes grietas
por resolver y el compromiso de las potencias externas involucradas en el conflicto para
respetar la voluntad de las partes. Lo único cierto, por el momento, es que la leyenda de
Gadafi llegó como las arenas del desierto, la duna que fue ya no lo es. Nunca cumplió con lo
que prometió el 1 de septiembre de 1969: “Libia. Con la ayuda de Dios, alcanzará los más
altos destinos”. Su llegada al poder y ascenso tan repentino y sangriento fue como su final
brutal y bañado de sangre. Dejó a su nación en una guerra civil, intervenida y fallida. Hoy
se vive una incertidumbre. Libia tardará años en estabilizarse. Sin embargo, el objetivo
final es el de llevar a Libia a tener una gobernabilidad y estabilidad política permanente.
Es deseable que Libia emerja de las cenizas como el ave fénix y dé estabilidad a la región y
al mundo.


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  1. 12 volúmenes. Argel-México, SRE.
    RICE, Condoleezza. (2011). No higher honor. A memoir of my years in Washington.
    Broadway Books, Random House.
    Sputnik News (2021). “Los participantes de la conferencia sobre Libia apoyan la retirada
    de las tropas extranjeras” Disponible en línea en https://sputniknews.lat/20210623/
    los-participantes-de-la-conferencia-sobre-libia-apoyan-la-retirada-de-las-tropasextranjeras-
    1113474852.html Consultada el 30 de agosto de 2022.
    VALERO, CARMEN. (2021). “Estados Unidos se implica en Libia y la ONU anuncia
    el envío de observadores del cese el fuego”. El Mundo. Disponible en: https://
    www.elmundo.es/internacional/2021/06/23/60d36b25fc6c83a1198b45c3.html
    Consultada el 30 de agosto de 2022.
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