Jesús Roldán Acosta.- Les comento que este fin de semana concluyeron las funciones de la Dirección General de Políticas de Telecomunicaciones y de la Radiodifusión (DGPTR) de la secretaría de Comunicaciones e Infraestructura en Telecomunicaciones (SCIT), antes conocida por las siglas SCT.
Es un momento triste, porque se pensaba que la nueva Agencia de la Transformación Digital y Telemunicaciones incorporaría al personal para conformar la nueva DGPTR, esto no sucedió, ya que todo el personal de confianza fue despedido sin razón o causa justificada; salvo que el personal de base (sindicalizado) será reubicado en la propia SICT.
Fueron momentos bastante tensos, porque si no firmabas tu renuncia ‘voluntaria’ te cesaban -con el argumento de pérdida de confianza- retirandote en ese preciso momento la credencial; los policías les escoltaban hacia la puerta de salida.
En México, en lo general, no se respeta al Servicio Civil de Carrera, salvo pocas dependencias, como son la Sedena, la Marina Armada de México y en la SRE.
Ante el caos generalizado por gobernantes federales ineptos y corruptos, que han arrasado a la Administración Pública; luego entonces, ésta no tiene razón de existir.
Ante la falta de seguridad laboral en instituciones públicas considero necesario el cierre de las Carreras relacionadas con la Administración Pública, en tanto que no hay futuro para su ejercicio, al menos no en este país, cuyos gobernantes han destruido y extinguido a múltiples instituciones públicas.
Este gobierno actual encabezado por la ‘científica’ Claudia Sheinbaum, es una desgracia en todas las áreas de la administración pública, prevalece la corrupción, inseguridad, sin medicamentos, ni los equipamientos indispensables que facilite el trato humano en instituciones hospitalarias; esa constante permea al ámbito de la Educación Pública, ésta se encuentra también en serio predicamento; un país que no cuenta con buena educación no avanza al ritmo que la competencia entre naciones y está condenada al postramiento de su sociedad.
En México, para nuestra desgracia, se vive en un narco-estado, plagado de gobiernos corruptos, mentirosos e ineptos. Pocas son las entidades federativas que salen mejor libradas. Es una desgracia nacional; vivimos en medio de un peligro latente.
