Carta abierta a Andrés Manuel López Obrador – Presidente Constitucional México
Querido presidente, recuerdo muy bien la emoción de aquella noche en que tomaste protesta como el primer mandatario legítimamente electo de la historia de esta nación… Nuestra Nación.
Fue increíble, en realidad pude sentirme parte importante de este nuevo –novísimo- episodio dentro de los renglones históricos finalmente auténticos de México.
Recuerdo bien que dijiste que querías pasar a la historia como el mejor presidente que el país haya tenido y bueno, hasta ese momento, todos aquellos que hicimos posible tu triunfo estábamos convencidos de que tus palabras distaban mucho del típico discursito político al que nos tenían acostumbrados todos aquellos que te precedieron tan pobre, ridícula e indignantemente.
Aunque entendemos –o al menos lo intentamos- que resulta imposible llegar a un puesto administrativo de la envergadura de una presidencia nacional con las manos, los bolsillos, los apellidos y la conciencia completamente limpios, creo que nunca te detuviste a pensar en todo aquello que realmente implicaba lo que por tantísimos años perseguiste y, desafortunadamente, tampoco consideraste todo aquello que resulta realmente importante para ese pueblo que por tantos años aparentó urgirte dirigir.
Me refiero a lo más básico de todo aquello que tus grandes y estudiados y presumibles estrategas y personas de “confianza” –sí, lo puse entrecomillado- te han sugerido hasta el cansancio, al menos en el imaginario de tus votantes, seguidores, creyentes y hasta fanáticos y sí, estoy hablando de seguridad, empleo –que no caridad-, educación y salud.
México nunca ha necesitado ni necesitará un héroe más -afortunadamente está lleno de ellos- , ni siquiera un paladín o Quijote que lo saqué del trágico y aberrante boquete en el que ha sido sumergido sistemáticamente desde tiempos inmemoriales, no, para nada Andrés, y quizás aquí quepa aceptar nuestro error como pueblo por nunca habernos explicado adecuadamente; México apremiaba un líder que supiera permear ese amor, esa bondad y ese interés por lo verdaderamente nacional a lo más recóndito de sus raíces pero no, no sucedió, por el contrario, lo que obtuvimos tras los comicios que te otorgaron la tan preciada jefatura máxima, fue a un presidente aferrado a no soltar una campaña electoral que había terminado meses antes de las elecciones –o al menos debió haber terminado-, mismo que poco a poco, comenzó a desvelar una actitud completamente contraria a ese proyecto de nación que había embelesado a millones de mexicanos.
Con el paso de las semanas y los meses comenzamos a descubrir a un Andrés Manuel incapaz de ir más allá de las buenas intenciones, enredado en sus propias peroratas, confundido por una oposición que en realidad no le llegaba ni a los talones pero que consiguió distraerlo lo suficiente como para convertirlo en el hazmerreír de periodistas, youtubers, tuiteros y muchísimos seguidores mejor conocidos al día de hoy como detractores.
Y así querido Andrés, pleito a pleito, terquedad a terquedad, alegato a alegato, los avances significativos de los primeros dos años de tu mandato, se vieron gravemente opacados por esa actitud nefasta, completamente impropia de un presidente que moría de ganas por ser el mejor de la historia del país.
Y ¿qué importa si le declaraste la guerra adecuadamente a la corrupción?, nada, ¿sabes por qué?, porque saliste a gritar “fuchi caca” ante medios de distintos calibres, y ¿a quién podría interesarle que las refinerías del país comenzaron a ser rehabilitadas y mejoraron considerablemente su producción si tú mismo convertiste el asunto del avión presidencial en un circo sin pies ni cabeza? y, ¿de qué nos sirve que aquél viejo hervidero de víboras, ladrones, mantenidos, golpeadores y asesinos de antorcha campesina haya sido disuelto si no has encontrado los pantalones adecuados para dar seguimiento a la voluntad del pueblo que representas metiendo a la cárcel a Calderón, a Peña Nieto, a Fox y a Salinas?, ¿de qué diablos le ha servido al pueblo de México tu gran amor por la patria si no has tenido la sensatez y el buen gusto de comportarte a la altura del puesto que ocupas?, déjame ayudarte con la respuesta, porque aunque tengas otros datos y te hayan dicho otra cosa, a respuesta es … de nada… no nos ha servido de nada seguir por el camino del berrinche, de la terquedad, de la ceguera política y de la inmadurez.
Andrés, México necesita y merece ser gobernado, dirigido e impulsado con inteligencia y no con capricho, México –ese México que dices amar- necesita que su presidente entienda que es el dirigente de un país y no la impositiva y obtusa niñera de un puñado de ignorantes, no cometas el mismo error que cometieron tus antecesores, no insultes al pueblo pensando que con unos cuantos billetes y un sinnúmero de opiniones vacías y sinsentido vamos a seguir detrás de tus pasos ciegamente, porque no será así, no tienes idea –aunque tu tengas otros datos y otras informaciones- de cuantas personas que creyeron en ti, al día de hoy se arrepienten de haberte colocado en donde ahora estás, no cometas el error de hacer oídos sordos para quienes te pusimos ahí, no te conviertas en uno más de los risibles renglones de nuestra historia, aún es tiempo de corregir el camino, bien podrías comenzar poniéndote el tapabocas y dejarte de hacer el ridículo en el mundo entero con tus amuletos y tus comentarios sin sentido, bien podrías continuar por retomar aquél proyecto de nación que bastante bien sonaba para México, bien podrías seguirte de lleno limpiando adecuadamente las oficinas de gobierno de todo el país y colocando gente que le dé seguimiento a tu trabajo y a tus intenciones, basta ya de seguirse fajando como boxeadorcito de barriada contra una debilitadérrima y moribunda oposición que no sirve para nada, de seguirle el juego a ese pequeñísimo puñado de descerebrados que pretenden hacerte quedar mal –en realidad lo están logrando porque tú mismo te entregas de lleno al despilfarro de oligofrenias al que día a día te invitan-, basta ya, Andrés, de empecinarte en convencer a tus votantes de las ventajas de tenerte en la dirigencia nacional.
¿Acaso no será más sencillo cerrar la boca, dejar que los perros ladren y poner manos a la obra?
Te invito a reflexionar sobre esto que aquí menciono y a prestar atención a las verdaderas urgencias de ese pueblo que te puso en la silla presidencial, te invito a dejar de lado los pleitos y los sinsentidos para entonces sí, poner en marcha la maquinaria que habrá de convertir a México –bajo tu tutela- en el próspero y creciente país que tanto nos prometiste y que hasta el momento no se ha dejado ver.
Piénsalo querido presidente, piénsalo bien porque, de no corregir el camino, de no cambiar esa actitud, dudo mucho que consigas ser recordado como el hombre que sacó a México adelante.
Imagen: Especial – RRSS
