¿Qué significa la presencia de Miguel Díaz-Canel en México? y sobre todo ¿Qué mensaje manda su participación en la celebración del inicio del movimiento de independencia de nuestro país?
El grupo político que actualmente gobierna en México encabezado por Andrés Manuel López Obrador pretende tener una ideología de izquierda, entendida como la búsqueda de la igualdad social a través de una “transformación” nacionalista pero ¿es esto cierto? y ¿a qué se refiere este grupo cuando en su discurso enarbolan esa palabra y el eslogan: “regeneración nacional”?
La llamada izquierda mexicana es un conjunto de grupos heterogéneo, sus agendas políticas, lo que postulan y sus métodos han sido muy distintos a través del tiempo y van desde lo moderado hasta el extremismo radical, generalmente con poco éxito. Durante la mayor parte del siglo XX estas corrientes estuvieron integradas o disueltas en el poder hegemónico del PRI, acostumbrados a subordinarse al cacique o líder de pandilla en turno, los izquierdistas “a la mexicana” fueron obedientes y consecuentes con el régimen y sus posturas que fueron más bien simulaciones servían para legitimar de alguna forma al gobierno en turno ya sea integrados en él o como partidos de oposición, eso sí disfrutando en cualquier caso de la ubre del erario público.
Pero con la llegada de la globalización, con el surgimiento de nuevas tecnologías digitales y con la presión social demandando procesos electorales democráticos y respeto a los derechos humanos en todo el mundo, se transitó al modelo neoliberal que fomentó la participación ciudadana, enarbolando la defensa de la propiedad privada, la libertad económica y estando a favor de la desregulación y de una participación mínima del Estado en el actuar de los ciudadanos, mientras que el gobierno debería estar sujeto a una vigilancia permanente por parte de organismos reguladores y autónomos que garantizaran la transparencia en cuanto a la toma de decisiones y a la forma en que se utilizarían los recursos públicos.
Por el contrario Cuba ha sido por décadas el paradigma del modelo Estatista unipartidario y autoritario en el que la democracia, la libertad económica y los derechos humanos simplemente no existen, es un país en ruinas cuya población gana el menor salario promedio mensual del planeta lo cual les ha llevando a límites extremos como el convertirse en entretenimiento sexual turistas o literalmente lanzarse al mar en balsas con la esperanza de sobrevivir y comenzar una vida nueva y mejor en el exterior. La falta de libertades y la escasez de prácticamente todo suministro en Cuba desembocó en que el pasado 11 de julio el pueblo se levantara en protestas públicas como no se habían visto en 30 años con la consigna “Patria y Vida” y al grito de “¡Nos están matando de hambre!” los cubanos salieron por miles a las calles, estas protestas fueron fuertemente reprimidas con lujo de violencia por el gobierno cubano lo cual ha sido objeto de rechazo y condena mundial, esto ha empeorado una situación de por sí ya catastrófica y es que en Cuba hace décadas que la economía no existe, ni siquiera el turismo como su principal fuente de ingreso genera recursos, menos aún debido a la crisis mundial derivada de la pandemia de Covid-19 y al endurecimiento de las sanciones provenientes de Estados Unidos y organizaciones mundiales como la OEA (Organización de Estados Americanos).
Pero la dictadura cubana convirtió a la isla en un Estado parásito desde hace mucho tiempo, durante la década de los noventa fue dependiente de la subvención de la extinta URSS y en las décadas posteriores de los gobiernos autocráticos populistas y demagógicos que Fidel Castro ayudó a establecer en Latinoamérica estrechamente ligados a redes internacionales de narcotráfico en países como Colombia, Bolivia, Ecuador, Nicaragua y por supuesto el régimen infame de Hugo Chávez y su heredero Nicolás Maduro en Venezuela. Todos esos Estados fallidos al igual que Cuba están viviendo sus propias crisis políticas, económicas y de derechos humanos por ello se encuentran sostenidos por alfileres lo que ha hecho que sus dictadores bananeros se enfoquen en México como un aliado “socialista” emergente al ser gobernado por Morena y López Obrador a quien patrocinaron como oposición durante muchos años hasta su llegada al poder en 2018.
Así que AMLO les debe lealtad y apoyo quiera o no, y aunque se pudiera firmar que parte de su alianza es ideológica lo es sólo porque así conviene a su narrativa que le ha permitido avanzar con el militarismo en México, cooptar a los poderes del Estado y a sus instituciones e intervenir cada vez más en las relaciones entre particulares y buscando destruir todo aquello que pueda significar un contrapeso al gobierno, como lo ha hecho al atacar al INE y a todos los organismos autónomos, también ha intentado establecer leyes violatorias al marco constitucional como la que incluye la prisión preventiva oficiosa violando el principio de presunción de inocencia o la ley que obliga a los proveedores de servicios de telefonía celular a entregar nuestros datos biométricos al gobierno. A esto habría que añadir que el grupo de López no se ha caracterizado por disimular su corrupción y sus acuerdos por debajo de la mesa, todos recordamos las famosas “ligas de Bejarano” y en tiempos recientes los video escándalos de sobres amarillos recibidos por sus hermanos y allegados, por lo cual López Obrador seguramente está muy agarrado por aquellos que son “viejos lobos” en cuestión de espionaje y guerra sucia, me refiero a la dictadura castrista pero esto explica también por qué sostiene a pesar de todo al ex secretario de gobernación y jefe del CISEN Manuel Bartlett así como a otros impresentables de la autodenominada 4T.
Otra lectura sobre la preferencia por los llamados estados socialistas es que revela su conexión y vínculos con los cárteles de la droga mexicanos principalmente el cártel de Sinaloa al que AMLO le ha mostrado una sumisión absoluta; muchas deudas se están pagando con ellos sobre la inversión que hicieron cuando en las candidaturas de su partido Morena para garantizar la no intervención de las fuerzas armadas ni de las policías mexicanas el flujo constante de estupefacientes que proviene de centro américa y que pasa necesariamente en su traslado por Cuba y su círculo de influencia en su trayecto a los Estados Unidos y Europa, por cierto mucho tendrá que ver con esto el nombramiento como embajador en España del saliente gobernador de Sinaloa Quirino Ordaz Coppel.
En otro frente López Obrador aprovecha la coyuntura internacional para mandar un mensaje de “insubordinación” a los Estados Unidos que había flexibilizado su política de sanciones y buscó el restablecimiento de relaciones con Cuba durante la presidencia de Barack Obama y que dio un giro de 180° cuando Trump ascendió al gobierno y para sorpresa de muchos también se ha endurecido por parte de Joe Biden que no continuó con la visión de Obama y que incluso en su discurso y en sus acciones ha presionado más al gobierno cubano.
López Obrador está creando y fortaleciendo alianzas estratégicas entre México y un bloque de países socialistas con gobernantes autocráticos entre los cuales podemos enlistar ahora hasta al principal peligro nuclear en el mundo Corea del Norte y a China por supuesto, todo ello para tener cartas de negociación ante el gobierno de Estados Unidos que presiona al gobierno de México en temas como la migración, el cumplimiento a las normas del tratado de libre comercio de América del Norte en donde existen litigios en materia de contratos de inversión en energías renovables de índole laboral y ambiental.
Pero lo más preocupante de esta polémica invitación a Miguel Díaz-Canel por parte de AMLO es que se haga justo durante la conmemoración de las fiestas patrias de nuestro país mandando señales de apoyo al modelo y discurso cubano que ha sido el libro de texto y manual de las dictaduras populistas en América Latina, notorio fue lo sucedido en el evento sobre la gesta de los Niños Héroes en el que el mandatario cubano expresó que los próceres mexicanos son un símbolo de valor y la resistencia ante la intervención extranjera comparándolos con la “lucha” del pueblo de Cuba y a su revolución, esto ante cadetes de las fuerzas armadas mexicanas, también se anunció la asistencia de Díaz-Canel y su participación con un discurso en la celebración del Grito de Independencia en Palacio Nacional, es decir el invitado principal en el día en que se festeja la libertad en México es el representante de una dictadura criminal, asesina y represora.
Respondiendo a las preguntas planteadas al inicio de este escrito utilizo como ejemplo la anécdota de la rana en la sartén con agua, a la que si echan cuando el agua ya se encuentre hirviendo salta fuera de la sartén, pero si se introduce en el agua y se incrementa la temperatura progresivamente se quedará ahí hasta que sea cocida viva. Así López Obrador ha actuado con la nación mexicana aumentando poco a poco el calor en la estufa, observando si brincamos o no y midiendo hasta dónde puede llegar cuando el fuego arda con una represión o una reelección.
Hoy el agravio que representa el vocero de la dictadura cubana en nuestro país es contra nuestros valores y contra nuestra tradición e historia, en comparación la pifia garrafal del PAN invitando al líder de VOX al senado de la república pareciera un juego de niños pues la dictadura en Cuba ha causado la violación sistemática de las libertades de millones de personas y el asesinato y tortura de cientos de miles de seres humanos en la isla y fuera de ella. Pero a los autócratas no les preocupa la libertad ni la verdad, es más les estorba, no les interesa la unión y la concordia, ellos se alimentan de la división, de la ignorancia, de la pobreza material y moral y del resentimiento. Recientemente en redes sociales alguien hacia esta pregunta en forma crítica y como reclamo al actual régimen que gobierna a México y a los anteriores ¿Qué hicimos para merecer esto? mi respuesta fue la siguiente: No fue lo que hicimos, fue lo que dejamos hacer.
